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En medio del sol característico y la brisa que golpea sin cesar en Puerto Colombia, el regocijo se apodera de la Institución Educativa San Nicolás de Tolentino.

Y no es para menos. Un correo desde Emiratos Árabes Unidos, al otro lado del mundo, ha puesto a un grupo de estudiantes y docentes en la mira de todos. ¿La razón? Su proyecto sobre cómo imitar a la naturaleza para salvaguardar el bosque seco tropical ha llegado a las grandes ligas siendo finalistas del Premio Zayed de Sostenibilidad.

El grupo de investigación Cisotec (Ciencia, Sociedad y Tecnología) representa al país en la categoría de colegios para la región de las Américas y compite con instituciones de Canadá y México.

Pero llegar a alcanzar esta nominación fue una mezcla del buen trabajo y los azares de la vida, esos que muchas veces no se logran explicar, pero que mágicamente suceden.

Atenaida Márquez Romo, la profesora de Ciencias Naturales y una de las líderes del grupo de investigación Cisotec, recuerda perfectamente cómo se dio todo.

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“El año pasado vimos que un colegio de Colombia se había postulado en 2022 y había ganado en 2023. En ese momento vimos que era muy similar a lo que hacíamos acá y decidimos inscribirnos, pero no pasó nada”.

Pero como a veces pasa en la vida, que no es cuando uno quiera, sino cuando deba ser, en 2024 empezaron a recibir esos primeros indicios del destino diciéndoles: es ahora. Cada mes, cada semana, cada día, les llegaba el correo del cierre de inscripciones para los premios que se entregarán en 2025.

Con el reloj en contra, los integrantes de Cisotec se pusieron manos a la obra para completar su propuesta antes de que cerrara la convocatoria. “Nosotros mandamos la postulación el último día, pero teníamos claro que lo que estábamos haciendo era importante”, comenta Johanna Figueroa, la rectora del colegio.

Pero la sorpresa llegó unos meses después. Un correo desde Emiratos Árabes les pedía algunas fotos en alta resolución, algo que, según ellos, ya era una buena señal. “Luego nos pidieron conectarnos a una videollamada a las dos de la mañana, hora de Colombia, y allí nos dieron la noticia de que éramos finalistas”, relata Atenaida con una mezcla de asombro y orgullo.

Así, dos estudiantes y un profesor viajarán hasta Emiratos Árabes Unidos para estar en la ceremonia de premiación que se realizará en enero de 2025.

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Orlando Amador/El Heraldo

Salvaguardas del bosque seco

Pero, ¿de qué se trata el proyecto que los llevó hasta este premio? Pues bien, es una estrategia biomimética para la conservación y preservación del bosque seco tropical aledaño a la Institución Educativa San Nicolás de Tolentino en Puerto Colombia.

“Surge alrededor de una problemática que se dio entre los años 2019 y 2020, en el que nosotros como institución necesitábamos una sede y entonces se empezó a construir. ¿Qué pasó? Que al momento de construirla dejó de existir y se deforestó gran parte del bosque seco tropical y se levantó una gran parte del área vegetal”, explica Keily Dayany Nova Gómez, integrante del grupo de investigación.

En ese sentido, Ariadna Barros Rivera explica sobre la biomimética: “Bio viene de vida y mimética de imitar, o sea, vamos a imitar las especies. Y aunque suene así como un término muy complicado, podemos ver ejemplos, las hélices de un helicóptero que parece que no se movieran y es porque están inspiradas en las alas de la libélula”.

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Añade la profesora Atenaida: “Nos inspiramos en la naturaleza para emularla o para imitar de ella algo que veamos en las especies como una estrategia biológica, y al emularla buscarle solución a una problemática que uno puede encontrar”.

En ese sentido han podido hacer un inventario taxonómico de cerca de 100 especies en los alrededores de la institución que sirve para poder aplicar esta biomimesis y poder conservarlas, así como la creación de espacios artificiales dentro del colegio para preservar las especies que han ido encontrando.

Orlando Amador/El Heraldo

Un esfuerzo de todos

Aunque la nominación ha sido motivo de fiesta en la institución porteña, lo que más llena de orgullo a este grupo es el impacto que han logrado en su propia comunidad.

“No solo es el proyecto, es que hemos involucrado a la gente. Queremos que todos entiendan lo importante que es cuidar lo que tenemos”, dice a EL HERALDO Johanna Figueroa.

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Es por ello que el objetivo que tienen es “concientizar a la sociedad porteña de que el bosque seco tropical es un ecosistema que está muy amenazado, que se ha venido deforestando, se ha perdido la capa vegetal, las especies han disminuido y está en nosotros poder salvarlo”, indicó Abigail Vargas, una de las que trabajó arduamente en este proyecto.