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En la línea histórica de un lugar que lleva casi un siglo ofreciendo información a miles de ciudadanos en la Costa se escuchan ecos de las máquinas de linotipo junto a una gran narración de memorias llenas de oportunidad y empoderamiento femenino.

Beatriz Montenegro dejó una huella imborrable en EL HERALDO en los años ochenta. Durante más de una década, esta mujer se dedicó a ser linotipista y fue parte fundamental de la producción de noticias y de las remembranzas del periodismo impreso, en una época donde la tecnología avanzaba a pasos agigantados.

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Montenegro llegó a la redacción con una inmensa pasión y determinación para aprender la profesión que su padre y sus dos hermanas le heredaron desde el amor. Con orgullo afirma que fue una de las tres linotipistas mujeres de Colombia, las otras dos fueron sus hermanas Genita Segunda Montenegro y Sauceda Sara Montenegro.

Con una colosal nostalgia por volver a tocar una máquina de linotipo y recordar su estadía en EL HERALDO, Beatriz contó los momentos más significativos de su profesión y su paso por las instalaciones de este medio de comunicación.

Cortesía Beatriz MontenegroUno de los recuerdos de la linotipista es con ‘el Flaco’ Agudelo.

Herencia paterna

Joaquín Montenegro Escorcia, su padre, igualmente fue linotipista de EL HERALDO, el artista de esta máquina dejó un legado en sus hijas, tres de catorce hijos se interesaron en esta profesión. Él sin dudar un instante comenzó a explicarles a sus hijas cómo se escribía en el linotipo.

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“Yo comencé a trabajar en el linotipo cuando mi hermana era una profesional y trabajaba aquí en EL HERALDO. Yo le llevaba el almuerzo a mi papá todos los días y como esto me llamó la atención, él siempre decía: ven para explicarte”, contó Beatriz.

Uno de los hombres que más la apoyó en el proceso, aparte de su padre, fue el gerente de aquel entonces, Carlos Manuel Pereira. Pero primero le pidió a su padre renunciar, para que ella pudiera quedar de suplente en su lugar.

“Mi papá ya llevaba muchos años trabajando en el periódico, entonces el señor Carlos, que era muy amigo de mi papá, le dijo que ya se retirara para que me dejara el puesto a mí. Tengo recuerdos muy bonitos de mis jefes y el ambiente laboral que teníamos”, afirmó.

JEISSON_GUTIERREZ/Jeisson GutierrezBeatriz, junto con su hermana fueron las primeras mujeres en Colombia en ejercer la labor de linotipistas.

¿Profesión para hombres?

“Mi papá era un hombre que creía en el talento de las mujeres”, así lo manifestó Beatriz al recordar que en aquella época se decía que el linotipo era una profesión que solo podían practicar los hombres, pero que su papá era un hombre que creía en la igualdad de género.

“Agradezco mucho a todos los hombres con los que mi hermana y yo trabajamos, a pesar de que se decía que era una profesión que solo era para hombres, siempre nos trataron con cariño y nunca nos hicieron sentir mal. Además, mi papá decía que las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres”.

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Su labor como linotipista consistía en convertir el texto escrito por los periodistas en líneas de metal que se utilizarían para la impresión. A pesar de que hoy en día muchos de estos procesos son digitales, Montenegro recordó que varios periodistas le daban un voto de confianza para realizar el trabajo.

“Recuerdo que el doctor Fernández (Juan B. Fernández Renowitzky) siempre llegaba a las cuatro de la tarde cuando ya yo me iba, pero me decía que le hiciera el editorial, porque le gustaba cómo se lo hacía yo. Son recuerdos muy bonitos y me da mucha nostalgia volver a recordar todo, porque esta fue mi única profesión”.

Jeisson GutierrezBeatriz, junto con su hermana fueron las primeras mujeres en Colombia en ejercer la labor de linotipistas.

Aunque sus hermanas y ella nunca recibieron un reconocimiento por ser las únicas mujeres del país que se dedicaban a ser linotipistas, Beatriz siempre llevará esa satisfacción en su corazón.

“Yo viajaba a varias ciudades de Colombia, en cada lugar preguntaba si alguna mujer se dedicaba a ser linotipista, pero siempre eran hombres los que trabajaban en esto. No sé si en otras partes del mundo lo hacían, pero en Colombia éramos las únicas”, contó a EL HERALDO Montenegro.

Hija orgullosa

Finalizando su periodo en el linotipo, Beatriz vivió la transformación de las nuevas tecnologías, pero una de las razones por las que tuvo que retirarse fue la llegada de su segunda hija, Susana Beatriz Coronell Montenegro.

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“Yo admiro mucho a mi mamá y a mis tías, tuvieron una fuerza increíble teniendo en cuenta la época en la que vivieron su juventud, porque a pesar del machismo que había ellas tuvieron la valentía de hacer lo que querían sin importar lo que les dijeran. Para mí es un orgullo que hoy se le reconozca en una profesión que por los avances tecnológicos quedó en el pasado”, reflexionó Susana.

Por su parte, Beatriz agregó: “Cuando tuve a mi hija Susana, no tenía quien la cuidara, y aunque me ofrecieron no renunciar para aprender las nuevas tecnologías, preferí dedicarle tiempo a mi hija”.

JEISSON_GUTIERREZBeatriz Montenegro y su hija Susana Coronell