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“No te olvides de poner en la nota de mi amor por el Caribe y que me inviten… Quiero ir a Puerto Colombia a surfear”, dice jocosamente al finalizar su entrevista con EL HERALDO la actriz bogotana Laura Osma, quien a lo largo de su vida ha transitado en distintos momentos por esta parte del mundo.

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Tras vivir en Santa Marta en su niñez, ir a Cuba por temas laborales y regresar a la capital del Magdalena ya en su adultez para ella es “sentirse en casa” porque ese espíritu Caribe le corre por las venas a pesar de reconocer que sigue amando a su fría Bogotá.

“Para mí Santa Marta, el Caribe, es muy especial. Creo que yo soy de allá, de alguna manera. Me encanta, me encanta la alegría, me encanta el sol, me encanta la playa, la gente. Creo que el desparpajo y la alegría que le ponen a todo es muy bonito y también siento que es sinónimo de la parte dura que nos toca como país y como cultura latinoamericana”, menciona.

Pero, como el Caribe no olvida a quien bien le sirve, la vida la puso nuevamente en esta parte del país. Uno de sus últimos papeles en el cine, Diana, en la película ‘Pimpinero: Sangre y gasolina’, que es dirigida por Andi Baiz y marcó el debut cinematográfico de Juanes, sucede en La Guajira.

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“Yo salía, y se lo puedes preguntar a Andy, a Juanes, a Alejandro, yo salía en chancla y salía así como si estuviera en la esquina de la casa. Y ya, yo conocía todos los chuzos y yo sabía dónde era la salchipapa o dónde la salchipapa no estaba buena porque uno decía, ‘esa papa está muy grasienta, eso no’. Entonces nada, me sentí muy feliz porque siento que es mi hogar. Yo soy bogotana, amo Bogotá, en este momento estoy viviendo en Bogotá. Pero yo cuando estoy en Santa Marta, yo me siento como si estuviera en mi sangre”.

Diana y sus conflictos

En esta película Laura le da vida a Diana, quien vende gasolina en las calles del pueblo, es la novia de Juan uno de los hermanos del Clan Estrada y su sueño es conocer el mundo, salir de la opresión que siente al vivir en una tierra carente de moral.

Y aunque ella sea bogotana de nacimiento y Diana esté en La Guajira, reconoce que tienen mucho en común, historias similares, y que el reto aquí no fue entenderla sino poder diferenciarse de ella y dejar salir a su personaje.

“Evidentemente ella tiene un entorno social súper distinto. A mí me tocó investigar mucho acerca de La Guajira, de todo el tema del contrabando de gasolina. Me tocó aprender a manejar moto, a manejar carros, armas. Todo esto fue como un reto para mí, pero emocionalmente hablando, creo que el personaje pasaba por unos dolores quetodo ser humano ha sentido y una vez que sentimos cómo nos puede cambiar la vida, es tener esa fuerza para poder seguir adelante y creo que esa era mi gran tarea como actriz, de poder retratar ese sentimiento universal”, expresó.

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En ese sentido, en medio de toda la acción, los conflictos de los personajes y la adrenalina que irradia la película, Osma precisa que la cinta da ese espacio para la reflexión, que nos podamos cuestionar.

“Nos lleva a la reflexión sobre los caminos que tomamos y que tal vez no sabemos hacia dónde vamos y creo que ningún ser humano sabe hacia dónde va. Tiene una meta y tiene sueños por cumplir y cosas que se ha imaginado que sucedan en la vida, pero realmente no tenemos ni idea y por eso yo creo que parte del final de la película, cuando los espectadores la ven, es ese gran cuestionamiento cómo vamos hacia adelante simplemente”.

El debut de Juanes

En esta película, Laura tiene varias escenas de gran peso dramático con Juanes, quien debuta como actor de la mejor manera en esta propuesta.

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“Yo crecí con Juanes, escuchando sus canciones, entonces claro, verlo fue totalmente agradable. Es una persona supremamente carismática y sobre todo comprometida y súper respetuosa con el oficio. Creo que se lo tomó muy en serio. Y nada, me parece que fue una gran oportunidad. Creo que tiene todo el talento del mundo para poder seguir trabajando y que lo quiere hacer como actor. Y pues nos dimos la mano en escenas muy fuertes”.