Explorar el mundo es una experiencia enriquecedora en todos los sentidos, pero para una persona disciplinada, enfocada e independiente, los beneficios se multiplican, y esa ha sido una de las grandes improntas de Stephanie Mendoza Vargas, conocida cariñosamente como ‘Fefi’.
Esa misma que en el 2017 lideró la fiesta cultural más grande del país ostentando el título de reina del Carnaval de Barranquilla, hoy a sus 30 años es abogada de propiedad intelectual de un gigante de las redes sociales, protegiendo ideas y creaciones que nacen en millones de pantallas alrededor del mundo.
Sin corona, pero con un poder que sigue inspirando a todos quienes apuestan por la legalidad y originalidad en el universo digital, la barranquillera ha construido un sólido camino en el que dudar de ella misma no fue nunca un obstáculo en ese fascinante trayecto.
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Fefi abraza con orgullo su feminidad. Sin duda, su profesión le ha permitido recorrer lugares a millones de kilómetros de distancia de la tierra que la vio nacer. Actualmente está radicada en Londres, pero su mayor refugio es su hogar, todo aquello que puede hallar en la simpleza de la vida.
“Amo estar rodeada de mi novio y mi Canela (su perra), disfrutando de momentos sencillos y llenos de amor. Soy espontánea y flexible en la vida. Me gusta pensar fuera de la caja y siento que pertenezco a cada lugar y, al mismo tiempo, a ninguno en particular”.
Un horizonte claro
Mientras el colorido y la alegría del Carnaval de Barranquilla la envolvían como reina, ella libraba otra batalla: sus estudios de Derecho en la Universidad de los Andes. Y es que la vida de una soberana suele estar marcada por eventos, desfiles y compromisos sociales, pero para ella, era también un equilibrio de exigencia académica y pasión profesional.
“A veces soy muy exigente conmigo misma. Intentaba mantener mis notas altas mientras cumplía con mi agenda de Carnaval”, recuerda.
Desde temprana edad, tuvo claro que el Derecho era su vocación. Aunque en sus inicios no estaba enfocada en una rama específica, sabía que quería ser abogada y defender un sinnúmero de casos. Sin embargo, ese sueño no fue fácil de alcanzar. Tras graduarse, su entrada al mundo laboral estuvo marcada por constantes rechazos.
“Durante casi un año entero, lo único que escuchaba era no. Fui rechazada miles de veces. Pero tenía claro que lo que necesitaba era sólo un sí. Sabía que si entraba una empresa yo misma me iba encargar de escalar rápido, por eso siempre digo que cuando no se te abre una puerta toques la ventana”.
Para esta egresada del College Internacional de Cannes ningún reto era imposible. También estudió en la academia de idiomas Eurocentres de París, donde perfeccionó el francés como tercer idioma, aunque hoy tenga que hablar más inglés que cualquier otro idioma.
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Pandemia fructífera
En medio de la incertidumbre que trajo la pandemia en 2020, Fefi pudo encontrar su gran oportunidad. Fue contratada para trabajar en el área de operaciones de propiedad intelectual de una de las redes sociales más influyentes actualmente, y, en tan solo seis meses, su dedicación y habilidades la llevaron a asumir la posición de cabeza de operaciones.
“Finalmente en el 2021 me pasaron para el equipo legal de propiedad intelectual de Tiktok. Soy espontánea y flexible en la vida, pero en el trabajo soy organizada y meticulosa. Soy una contradicción andante: fuerte y suave, aventurera y hogareña, creativa y estructurada. Y creo que esa dualidad es lo que me hace única y me define”.
Su horizonte era claro y es por ello que culminado su reinado en la Fiesta, decidió estudiar una especialidad de propiedad intelectual en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA).
Desde entonces, los días de Fefi se equilibran entre su cuidado personal y el universo digital, definiéndose como una fanática de la productividad.
“En lo laboral, no hay dos días iguales: algunos los paso sumergida en contratos y documentos legales, otros revisando productos desde una perspectiva legal o, incluso, viajando a diferentes lugares para representar a mi empresa en conferencias”.
Añora su tierra
Desde el lugar donde hoy construye su vida, Fefi lleva consigo ese pedazo de tierra, tan lleno de sabor, color y ritmo, que siempre lo acompaña, aunque los kilómetros de distancia puedan parecer infinitos.
“Lo que más extraño de mi ciudad es mi familia. También me hace muchísima falta la comida, que tiene un sabor y un cariño que no encuentro en ningún otro lado, y, por supuesto, la música, que siempre llena el ambiente de vida”, manifestó.
Por encima de todo, lo que más la enorgullece es llevar esa esencia Caribe dentro de sí, la misma que ha sido parte fundamental de su éxito en todos los ámbitos.
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“Es como una luz especial que irradiamos sin darnos cuenta, una alegría y energía que nos caracteriza y que siempre me conecta con mis raíces, sin importar dónde esté”.