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El mar se convirtió en escenario clave en la vida del fallecido empresario, historiador e impulsor del desarrollo barranquillero, Antonio Celia Cozzarelli, conocido como Tonino Celia.

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En medio del agua salada sobrevivió a un naufragio, y también al vaivén de las olas encontró la paz para tomar decisiones e incluso escribir las columnas de opinión que publicaba en EL HERALDO, pues prefería redactarlas desde la casa que construyó a orillas del mar de Salgar.

En un emotivo tributo a su padre, Antonio Celia Martínez-Aparicio ha lanzado el libro titulado A orillas del mar de Salgar, una publicación de 301 páginas que se convierte en una crónica íntima que narra la vida de su papá y los aportes que dejó en la historia empresarial y cultural de la ciudad.

CortesíaTonino Celia fue un hombre que disfrutó estar rodeado de sus seres queridos.

El ingeniero del Instituto Politécnico de Worcester en Estados Unidos explica que el impulso para escribir este texto surgió esencialmente de su amor por la historia y el deseo de rendir tributo a su padre.

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“Quería hacerle un homenaje a mi papá, y a mí me gusta escribir. Aproveché esas circunstancias, en los ratos libres le di vida a la historia de mi papá, desde la llegada de mi abuelo a Colombia desde Italia y todo el periplo de vida de mi padre, que incluye su rol como empresario, como padre, abuelo, y como quiera que la mayor parte de su vida transcurre en Barranquilla, pues también hay un poco de historia en la ciudad”, compartió Celia Martínez-Aparicio.

Un mar que inspira

El título del libro hace referencia a la casa que Tonino Celia construyó frente al mar en Salgar, un sueño largamente anhelado que materializó a sus 51 años. Esa residencia se convirtió en un refugio para el empresario, un espacio donde se dedicaba a escribir, pescar, y a recibir a sus amigos.

“Mi papá siempre fue un hombre de mar. Pescaba, nadaba y se inspiraba mirando el mar. Su casa en Salgar fue el escenario de sus días de retiro, un lugar que le brindó paz y en el que desarrolló muchos de sus intereses”.

CortesíaLa pesca era otra de las actividades que más disfrutaba Tonino Celia.

El texto detalla que en la década de los 70 se estaba iniciando la Urbanizadora Pradomar, que manejaba Pedro Obregón Rosés, hermano del pintor Alejandro Obregón. Pensando en su retiro Tonino compró un lote de 2.500 metros cuadrados, en la parte de atrás del Castillo de Salgar, construido en 1848 sobre las ruinas del fortín colonial de San Antonio.

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“Gran parte de su vida transcurrió allá, inclusive cuando se retiró, la mayor parte del tiempo se la pasaba en la casa de Salgar porque tenía una vista incomparable al mar. Entonces yo decidí titular este libro así A la orillas del mar de Salgar, porque ahí se tornaba reflexivo y daba rienda suelta a su creatividad, hacía labores manuales, carpintería y se echaba su chapuzón”.

El relator de esta historia abre espacio a un capítulo único, que ocurrió en el mar, cuando su padre solo tenía 8 años de edad.

El 21 de enero de 1940, el buque ‘Orazio’ en el que viajaba el pequeño Tonino junto a sus padres y su hermana, sufrió una misteriosa explosión en el cuarto de máquinas que ocasionó un espantoso incendio. Este episodio ocurrió frente a las costas francesas y después de arder durante un día y medio, finalmente se hundió. Murieron 250 de los 600 pasajeros, los Celia Cozzarelli se salvaron de milagro.

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“Ese relato mi papá lo contaba mucho porque lo marcó. A raíz de eso el doctor Juan B. Fernández Renowitzky, su gran amigo de toda la vida, le propuso que escribiera esa historia en un suplemento dominical. A partir de ahí el doctor Fernández como vio que era talentoso para escribir, le propuso que fuera columnista y aceptó gustosamente”.

Memoria prodigiosa

Uno de los aspectos que Antonio destaca de su padre era su excepcional memoria de mamut, capaz de recordar detalles con gran precisión, desde nombres y episodios hasta olores.

Tonino compartió sus recuerdos en columnas, muchas de las cuales eran anécdotas de su juventud en Barranquilla y de los tiempos difíciles que enfrentó.

CortesíaTonino Celia junto a su esposa Cecilia Martínez-Aparicio.

Este libro no solo es un homenaje narrativo; también es un compendio visual que recorre la vida de Tonino y la historia de Barranquilla. El archivo fotográfico familiar acompaña el relato con imágenes que abarcan desde los primeros años en Colombia hasta los momentos más significativos de la vida de su padre.

Además de su amor por el mar, su interés por el buen vestir y el calzado llevó a Tonino a fundar la reconocida fábrica Trevi Ltda, que jugó un papel importante en la industria local. Además, fue presidente de la junta directiva del Country Club de Barranquilla de 1984 a 1988, presidente de la junta asesora del Asilo San Antonio y miembro de la junta consultiva del Banco de la República, entre otros cargos.