Alcanzar las melodías más retadoras de su vida nunca ha significado un obstáculo. Son muchos los sonidos que han marcado su diario vivir, pero ninguno como en el de aquella noche del domingo 3 noviembre cuando la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas (ACACC) determinó que el premio Macondo a Mejor canción original era para Merybella.
La misma niña nacida en Barranquilla, criada en Malambo, con nombre de pila Mery Leys Meza Cantillo, logró alzarse con este galardón durante estos premios inspirados en aquel pueblo ficticio concebido por Gabriel García Márquez en Cien años de Soledad, y que llevan el sello del realismo mágico, evocando el inmenso patrimonio cultural y literario del país.
La joven obtuvo esta distinción gracias a su actuación en la película Somos Eco, dirigida por Julián Díaz Velosa. Esa melodiosa voz terminó cautivando a todos y dándole a Mery un valioso trofeo para su palmarés.
Los reconocimientos que son fruto de una pasión terminan siendo invaluables. Así lo es para ella, una artista que descubrió su amor al canto un día cualquiera en una alberca en la casa de su abuela. “Allí hacía un eco espectacular y me gustaba oírme cantar”.
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De niña, Merybella quedó hechizada al escuchar a la inmortal Celia Cruz. “No sé cómo di con Celia Cruz, pero un día la escuché y dije yo quiero ser como ella”.
Este sueño empezó a construirse en la iglesia de Malambo. Allí tuvo su primer contacto formal con el canto, aunque, como ella misma admite con humor, al principio le apagaban el micrófono por estar desafinada.
“Pero en el fondo siempre tuve un carisma, o sea yo siempre supe que había gracia en mí, pasó el tiempo y fui mejorando gracias a la práctica del canto”.
Su salto llegó con Pachalo, un maestro cubano que la guió por los caminos de la salsa. “Con Pachalo empecé a crecer y a cantar con artistas internacionales”.
Fue en La Bandola, otra orquesta en Barranquilla, donde Mery Bella dio un paso más en su carrera, cantando a dueto con leyendas de la salsa como Bobby Cruz, Richie Ray, Oscar de León, y Charly Aponte.
“Acompañé tantos artistas internacionales que eso también me dio gallardía, me dio ese otro sazón de valentía que se necesitaba y que se necesita para hacer arte, creer en uno mismo y hacerse competente”.
Más adelante, en su camino musical, Fausto Chatela se cruzó en su vida. Con él, se acercó a los sonidos del Caribe, comprendiendo que sus raíces le marcaban un rumbo que la llamaba desde siempre.
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Luego llegó A Otro Nivel, el programa de Caracol Televisión que la catapultó al público masivo y donde se atrevió a cantar folclor colombiano, representando sus raíces indígenas ante un país que la veía ya como una exponente de la salsa.
“Fue un paso increíble porque no solo conocí muchas personas del medio, sino que también hice un público, un público que amo, que me respalda, que está para mí, que ha visto crecer este proyecto musical llamado Merybella y que también es una gasolina importante a la hora de querer hacer las cosas mejor y a la hora de tener a quien cantarle”.
¿Cómo llegó a la producción?
Impulsada por un llamado interior y una responsabilidad artística, decidió escribir Mensaje para la vida, una canción que refleja resistencia y reconciliación. El sencillo, que se convirtió en el tema central de la película Somos Eco, le valió el premio Macondo a Mejor canción original.
La oportunidad de componer llegó a través de una gran amiga, Sugey Torres, también cantautora colombiana, quien la invitó a contribuir con una canción que abordara el conflicto desde la perspectiva de jóvenes atrapados entre el fuego cruzado, reclutados por guerrilla y ejército, obligados a pelear por causas ajenas.
“Querían cantarle a la reconciliación, a una Colombia que pensara en este tema que muchas veces no se quiere tocar”.
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Su origen Mokaná
Su piel morena y larga cabellera han sido grandes representantes de su talento. Y es que Mery es de origen Mokaná, un pueblo indígena que habita en varios municipios del departamento del Atlántico.
“Mi etnia tiene que ver con mis abuelas. Los mokaná fueron reconocidos ante Colombia y ante la ley como un pueblo originario existente, que había sido declarado extinto por el proceso de colonización en el que muchos de mis ancestros fueron exterminados”.
La colonización y sus crueldades relegaron a los mokaná al olvido, incluso al punto de ser declarados inexistentes, pero Merybella enfatiza que este resurgimiento es una prueba de la resistencia de sus ancestros.
Encontrar un equilibrio
Su mayor sueño no se define solo en alcanzar la cima del éxito musical, sino encontrar el equilibrio entre las luces del escenario y la tranquilidad del hogar.
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“Así como tengo las ganas y el deseo de hacer que mi música le dé la vuelta al mundo, de llenar estadios, de tener un público gigante que conecte con mi mensaje, también tengo el sueño de tener una hermosa familia, de tener mis hijos, de ser una gran amiga, de ser humana”.
Ser caribe para esta artista es un privilegio que celebra en cada rincón de su vida. Además de la comida, también la llena de orgullo la música, su gran pasión, también es una esencia ineludible de su identidad.
“La música de nosotros es tan sabrosa. Ser hijos del Caribe es una sabrosura. En el Caribe ‘Somos Eco’ de gente resiliente, llena de un aura de colores”.