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Los jóvenes están en posición de cambiar el mundo, y cada día son más los que se suman a esta causa. Son ellos quienes tienen la capacidad y el ímpetu para revertir el daño que las generaciones previas le han hecho al planeta.

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Pero, ¿cómo pueden comenzar a hacer una diferencia tangible? La respuesta puede encontrarse en proyectos educativos como el impulsado por la Fundación Pies Descalzos y la Secretaría de Educación de Barranquilla, que busca ‘cultivar’ conciencia ambiental y fomentar el emprendimiento entre los estudiantes a través de ‘Jóvenes emprendedores’.

Con esta iniciativa surgieron proyectos de alto impacto, donde los estudiantes se organizaron en equipos y pusieron en marcha sus propuestas. Luego de un proceso de selección, solo cinco destacaron y, finalmente, fueron los estudiantes de la Institución Educativa David Sánchez Juliao de Barranquilla, quienes se alzaron con el primer lugar, gracias a su proyecto ‘Agricultura Sostenible’.

Este equipo, conformado por Ángel Barón, Milagros Álvarez, Yuranis Wilkinson y Elian Hernández, ha dado un ejemplo claro de que la juventud puede ser un agente de cambio. Y es que su proyecto se centra en la creación de huertas de hortalizas con el fin de cambiar los hábitos alimenticios de los estudiantes más jóvenes y combatir la incidencia de enfermedades como obesidad, hipertensión y glicemia.

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Visionario desde pequeño

Para Ángel Barón, residente del barrio Villate, la idea de emprender ha estado presente desde su infancia. Con la visión de ser su propio jefe algún día, se ha adentrado en el camino del emprendimiento, acompañado por sus compañeros de escuela.

“Me gustó la idea de empezar un negocio, de poder mandarme a mí mismo. La experiencia en el concurso fue algo increíble. Unos nervios muy grandes, pero también mucha alegría y emoción. Yo estaba positivo”.

En el proyecto, Ángel asumió el rol de presentador, un papel que le permitió poner en práctica sus habilidades comunicacionales. “Yo era el que hablaba por el grupo, el que mostraba. Desde pequeño he tenido fluidez al hablar, y eso me ayudó a explicar a los jueces de qué se trataba nuestro emprendimiento”.

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Orgulloso de hacer parte de esta iniciativa, también expresa su preocupación por la salud de las nuevas generaciones.

“En la actualidad, la obesidad y los jóvenes diabéticos han aumentado mucho. Por ejemplo, mi papá es diabético, y creo que deberíamos sentar cabezas, tener la voluntad de comenzar una vida saludable”, indicó.

Cortesía

Sembrando esperanza

Con 17 años, Milagros Álvarez, estudiante de 10° ha sido otra agente de cambio desde el barrio Buena Esperanza, al suroccidente de la ciudad. Desde allí, ha podido abrir un espacio para generar un impacto positivo en su entorno.

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“Me pareció una muy buena idea aportar a mi institución, ayudar a mi profesor y estar con mis compañeros en algo tan positivo para nuestro entorno”.

Y es que la oportunidad de contribuir al cambio desde la escuela, también fue una forma de conectarse con sus amigos, trabajar en equipo, y soñar con un futuro mejor para su comunidad y ser voz para el resto del mundo.

Su rol en el proyecto fue fundamental, ya que, sus ideas fueron protagonistas para poner en práctica cada función.

“Ayudé a mis compañeros a definir qué queríamos hacer para apoyar a nuestra escuela. Sembramos, regamos y contribuimos con nuestro esfuerzo y espero que más estudiantes de otras escuelas se animen”.

Uno de sus objetivos es que estas acciones no queden solo en el patio de la escuela, sino también poder replicarlas desde los hogares y demás barrios.

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“Desde acá desde mi casa, muchos tíos y vecinos ya empiezan a sembrar la raíz de una verdura y de un cebollín por ejemplo”.

Durante la realización de la iniciativa contaron con el acompañamiento del profesor de Educación Artística Geovanys Martínez García, quien también logró sembrar en ellos una conciencia ambiental que en esta época, más que un desafío se está convirtiendo en una necesidad.

“Los seres humanos a temprana edad tienden a adaptarse más fácil a cambios de alimentación saludable, con ello se busca mejorar esos índices y reproducir esas huertas de hortalizas en los hogares sin necesidad de mayores costos para su implementación, las hortalizas sembradas son berenjena, tomate, espinacas, cebollín, cilantro, ají, pimientos, pepino y lechuga”.

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Jóvenes emprendedores dispuestos a cambiar el mundo

Reconociendo la importancia de las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), el programa de Jóvenes Emprendedores busca que los estudiantes fortalezcan sus habilidades de emprendimiento y pensamiento crítico a través de la creación de prototipos de proyectos socialmente responsables, que diseñen y propongan soluciones y/o mejoras en sus entorno.

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La directora de la Fundación Pies Descalzos, Patricia Sierra, manifestó que el programa busca sembrar en niños y jóvenes la convicción de que son parte de las soluciones para los desafíos de sus comunidades, ciudades y países. “El propósito último del proyecto es que los jóvenes comprendan su capacidad de impacto y liderazgo desde lo cercano, resolviendo problemas comunes de su entorno”. Añadió que: “Es un llamado a convertirse en líderes potentes que entienden que son parte de las soluciones, desde lo pequeño hasta lo grande”.

Para la directora, este mensaje es también un reflejo del espíritu de la COP16 que se desarrolló, que propone una nueva forma de ver la participación juvenil: “Ellos pueden hacerlo desde lo innovador y lo novedoso”.