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María del Pilar Agámez se define a sí misma como una mujer del común, “de lavar y planchar”, como suele decir. Pero lo que la distingue de muchas otras es su talento innato, ese don que no cualquiera posee: la creatividad para hacer moda.

En su taller, las telas cobran vida bajo sus manos. Desde allí, esta diseñadora de modas cartagenera construye sueños, hilando con fe, pasión y berraquera una trayectoria que ya roza los 30 años.

Aprendió desde niña que la vida no es para quienes esperan, sino para quienes construyen. Dejó atrás la Contaduría Pública para convertirse en una empresaria irreverente, en una diseñadora de sueños hechos a mano, pero ¿cómo dio este giro?

“A mi papá le dio un infarto, no pude llegar cuando él se murió, llegué cuando ya había muerto. Desde ese momento dije: no soy más empleada, voy a ser empresaria”.

Contra todo pronóstico y con las críticas de algunos de sus familiares, María del Pilar se lanzó al diseño en 1996. Su hermana mayor le advirtió que esta carrera “no es para pobres”, pero ella lo tuvo claro: si iba a crear, lo haría con un sello único. Y así fue.

Y es que sus creaciones no conocen límites geográficos, ya que se encuentran disponibles en diversos países, incluyendo Venezuela, Costa Rica, Panamá, Francia y Alemania.

Con un enfoque en la excelencia artesanal y una visión vanguardista, esta ha logrado consolidar su presencia en el mercado colombiano y conquistar la atención y admiración de fashionistas en todo el mundo.

Un legado tejido a mano

La marca María del Pilar Agámez se caracteriza por su autenticidad. Su técnica, aprendida en la infancia, se convirtió en su identidad: prendas hechas a mano, en las que el lino es protagonista gracias a un proceso que puede tardar semanas.

“Cuando ves un diseño mío, sabes que tiene mi sello. Y así me lo regaló Dios. Se me dio la idea de crear las prendas hechas a mano. El lino yo lo hacía diferente a las otras diseñadoras y así comencé creando mis propias telas para llevar también a los artesanos a las altas esferas del diseño”.

Desde el inicio, María del Pilar incluyó en su taller a madres cabeza de familia, brindándoles una oportunidad de trabajo digna. Incluso llegó a colaborar con reclusas de la cárcel de Cartagena llevándoles no solo empleo, sino esperanza.

“Darle trabajo a una persona en la cárcel es regalarle alegría, una nueva oportunidad y apenas vi que era posible quise hacer parte de ese cambio”.

Además de exhibir ese talento que ha fortalecido durante tantos años, sus desfiles son una herramienta de cambio social. Durante esta trayectoria ha trabajado con fundaciones para apoyar a niños enfermos, ancianos y mujeres en condiciones vulnerables.

“Por eso es que cuando tú compras una prenda de María del Pilar Agámez, estás aportando a que salgamos adelante muchas mujeres. El diseño tiene un valor agregado que son hechos a mano. La tela no es que la van a comprar en un almacén. Yo corto la tela y voy uniendo a mano cada tirilla hasta completar el diseño.

Hay diseños que se demoran un mes, otros 20 días, otros 45 días, pero es pasión”, expresa.

Su esencia es auténtica, desligada de las tendencias pasajeras que dominan las pasarelas globales. “Yo no tengo que ver con que el amarillo esté de moda o con que el azul esté de moda. No, yo no sigo esa tendencia. Yo veo un pájaro, me gusta esa combinación y la hago. Eso me inspira, y así trabajo mis colecciones”.

El Caribe, un sello distintivo

La alegría de ser caribeña es una de las fuerzas que impulsa su creatividad. Y es que confiesa que diseñar desde el Caribe es una carta de presentación en cualquier parte del mundo.

“Nosotros llevamos la alegría en la sangre. Mira que donde hay más diseñadores es en la Costa. Cuando viajo, no soy famosa por el país al que voy, ahí habla mi producto. Siempre voy tranquila porque sé que tengo algo bueno. Hacer moda desde el Caribe es poder transmitir alegría”.

Su confianza no es gratuita porque cada diseño que sale de sus manos es una obra elaborada con dedicación. “No es fácil crear algo que tome 30 días de trabajo. Necesitas mucha pasión y ganas. Pero ahí está el secreto: trabajar duro y amar lo que haces”.

Ilusión de llegar a Cannes

Sus días suelen ser intensos, pensando en la próxima colección y también en los siguientes retos que vienen para su vida.

Recientemente, estuvo en Bucaramanga liderando un desfile para un grupo de mujeres sobrevivientes de cáncer. Ahora, se prepara para una temporada de arduo trabajo hasta enero.

Entre sus proyectos futuros, estudia la posibilidad de participar en el Festival del Arte y la Moda en Cannes, un paso significativo que podría llevar su talento a escenarios internacionales. “Estamos evaluando patrocinadores para poder cumplir este sueño”.

A quienes están comenzando en el mundo de la moda, María del Pilar les envía un consejo que ella ha seguido desde que inició en la industria: “A trabajar, a pensar en grande, no se queden cosiendo para la vecina que no paga. Hay que hacer empresa, generar empleo, ese es el camino. Terminan diseño y no saben qué hacer. Pues hagan moda, creen empresa. Esa es la clave”.

Invitada nacional a Barranquilla Fashion Week

En la actual edición de Barranquilla Fashion Week, María del Pilar, presentó ayer su colección titulada ‘Maná’, inspirada en el manjar que Dios dio a los israelitas en el desierto. ‘Maná’ es su manera de ofrecer un oasis de belleza y creatividad en tiempos de dificultad económica.

“En medio de lo que estamos viviendo en el país, la economía y todo, ustedes se van a dar un manjar con esta colección. Es diseño puro, hecho con amor, elaborado en procesos que pueden durar hasta 30 días. Eso no lo hace cualquiera, se necesita pasión”.

María del Pilar también alienta a sus colegas a apoyar a las nuevas generaciones. “Nos unió el amor por el arte. Le pido a muchas diseñadoras que hagamos eso, que apoyemos a todas”.