Miami ha sido testigo de cómo un barranquillero con mirada de artista ha transformado su pasión por contar historias en un lenguaje visual que ha impactado y trascendido fronteras. Se trata de Juan Sebastián Fernández Martelo, quien celebra diez años de carrera en la fotografía, consolidándose como un creador que mezcla teatralidad, Realismo Mágico y provocación estética en cada una de las imágenes que obtura.
Este joven, que estudió periodismo y teatro e hizo Maestría en Arte, festejó sus primeros 10 años de trayectoria en el mundo de las imágenes con una reciente exposición denominada ‘Sombra, Velos y Espacios del Ser’, la cual fue visitada por los habitantes de la “Capital del Sol” en Scope Miami Beach, durante la Semana del Arte de este diciembre.
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“Curar esta exhibición me permitió ver cómo, a pesar de haber tomado estas fotos en diferentes momentos de mi carrera, parecen parte de una misma serie. Hay un lenguaje visual que se ha desarrollado y mantenido: la realidad interrumpida, la identidad, y esa mezcla de lo cálido y lo frío”, comentó el también docente del Istituto Marangoni en entrevista concedida a EL HERALDO.
El artista visual migró a Miami a la edad de 17 años, pero creció en Barranquilla, una ciudad que, según él, moldeó su forma de interpretar el arte gracias a su rica cultura caribeña. “Vengo de una familia de periodistas y artistas; mi madre, escritora, me enseñó a mirar más allá. Siempre tuve esa pasión por contar historias, primero a través del teatro y luego mediante la fotografía”, explicó.
Su pasión por el teatro y la literatura ha entrelazado los hilos de la fantasía y el arte en la tapicería de su vida, influencias que resuenan profundamente en sus cautivadoras creaciones fotográficas. Precisamente su paso por el teatro marcó profundamente su visión artística.
“La fotografía se volvió para mí una puesta en escena, una manera de contar una historia en una fracción de segundo. En una era donde todo es digital y acelerado, mi proceso artístico busca algo más romántico, más lento, que tome tiempo y cuidado”.
El teatro es el corazón palpitante del arte de Juan Sebastián, guiándolo en la coreografía de velos y revelaciones. Sus evocadoras fotografías también abordan temas de herencia, sexualidad y tabú, desplegando el poder transformador del autodescubrimiento. Cada retrato, envuelto en ambigüedad y misterio, desafía las nociones preconcebidas de identidad, género y narrativa.
El Caribe en su lente
Juan Sebastián sostiene con voz firme que lleva el Caribe en cada imagen. Su trabajo se inspira en el Realismo Mágico, un género literario que combina lo fantástico con lo cotidiano y que pudo palpar cálidamente a través de las letras de escritores de su región como Gabriel García Márquez o de la chilena Isabel Allende.
“Mis fotos reflejan cómo lo provincial y lo fantástico conviven. Desde la danza y los diseños de vestuario hasta las tradiciones, todo está impregnado de esa esencia de mi Caribe”, destacó.
El polifacético costeño contó además que ha colaborado con artesanos del Atlántico para crear disfraces que forman parte de sus escenografías, confirmando así que su fotografía no solo capta imágenes, sino que construye mundos.
Una mirada detrás del velo
El tema de la identidad es recurrente en su obra. Afirma que hace una década encontró en su arte una forma de exploración y reconciliación. “La fotografía para mí es un espejo, todos hemos sido esa persona detrás del velo en algún momento. Mis imágenes hablan sobre la fluidez del ser y la conexión con quienes se enfrentan a grandes adversidades”, compartió.
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Uno de los momentos decisivos en su carrera fue su participación en 2015 en una exposición paralela a la Bienal de Venecia. Desde entonces, su obra ha llegado a colecciones de arte en distintas partes del mundo. Miami, con su vibrante escena artística y eventos como Art Basel, ha sido un trampolín clave para su proyección internacional.
Fernández sueña con seguir llevando su arte a lugares inexplorados, siempre elevando el nivel de su trabajo. “Cada vez busco locaciones más desafiantes y conceptos más complejos. Quiero crear momentos únicos y para ello siempre estoy subiendo la vara, cada vez me estoy retando, creo que en esta era de lo digital y de la Inteligencia Artificial, donde todo se puede o todo creemos que se puede hacer a través de una computadora, a través de algunos comandos, mi arte es una invitación a todos a ir hacia atrás un poco, a la tradición más manual de la fotografía, donde todas las escenas requieren de una planeación”.
