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El Carnaval es una fiesta que si bien tiene como epicentro a Barranquilla, se vive con total entusiasmo en todos los rincones del Atlántico.

El municipio de Soledad, es una tierra cargada de cultura y tradición que tiene mucha historia por contar, sobre todo de sus danzas y legados ancestrales que con el tiempo se han ido quedando en el olvido.

Esta vez desempolvaremos una de las tantas historias dancísticas para encender el ambiente carnavalero, que como es evidente, no solo se vive con propiedad en Barranquilla, sino también se goza en distintos municipios.

Muchos no son conscientes de que existe la danza de La Cereta, pero lo cierto es que desde su creación ya ha pasado al menos un siglo, sin duda no es nueva.

Esta surge de la necesidad de organizar botellas, pero también como un pasatiempo y para estimular la creatividad.

Uno de los datos que la hace única, es que esta fue siempre practicada por adultos mayores, como la señora María Barrios que a sus 96 años de edad, hizo de La Cereta una válvula de escape en su vida.

A pesar de su edad, recuerda con lucidez algún verso tradicional de la misma, y como si hubiera sido ayer, también memoriza la historia de esta danza, que pasó de ser una necesidad a convertirse en un ritual cultural alusivo de Soledad, Atlántico.

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EL HERALDO se adentró en los recuerdos de Lucy Vengoechea, hija de Dora Raquel Zarache, fundadora del primer grupo de danza de La Cereta en Soledad y de María Barrios, la bailadora más antigua de esta agrupación.

Ellas contaron cómo están intentando recuperar esta tradición a través de talleres dirigidos a las nuevas generaciones y también desempolvaron anécdotas que guardan sobre las presentaciones y ensayos.

Orlando Amador

El origen de La Cereta

Hace un siglo en Soledad, Atlántico, las canastas de cerveza, jugos y cualquier producto líquido que venían en botellas, no tenían separadores, esto provocaba que los envases se cayeran y se partieran entre sí. De ahí es donde nace el invento de La Cereta, un elemento que protegía los envases de quebrarse.

“En épocas pasadas las cajas de bebidas no traían compartimientos, entonces se quebraban muchas de las botellas en el camino ya que no había vías pavimentadas, entonces de ahí nace la idea de elaborar un estuche protector de botellas, el cual le llamaron La Cereta. Esta se fue haciendo muy popular con el paso del tiempo, y muchas empresas comenzaron a contratar a personas para que las elaboraran. Entonces en la mayoría de las casas se veían a familias enteras dedicadas a fabricar ceretas”, Contó Lucy Vengoechea.

La Cereta está hecha de enea, que es una planta que tiene características que las hacen adecuadas para el uso de artesanías, ellas son largas, estrechas y flexibles. Para hacer la elaboración de este producto, se cortan varios trozos de enea del mismo tamaño, y se amarran con cintas de distintos colores, pueden tener distintas formas, ya esto dependerá del envase para el que sean hechas.

Algo que se realiza en la danza de La Cereta, es la simulación de la elaboración de esta artesanía, mientras va sonando el golpe de un tambor y las mujeres van moviendo las caderas y todo su cuerpo con cada golpe.

“En aquella época muchas personas quedaban con tiempo libre en Carnaval, entonces alguien en algún momento dijo: hagamos un baile, y ahí fue donde surgió la danza en sí”, anotó Lucy.

“Bailé cuando quedé viuda”

No es que María Barrios comenzara a bailar la danza de La Cereta porque si, sino que ella también fue parte de la generación que hacía ceretas en Soledad.

Cuenta la historia que 25 era la cantidad que se completaba para después hacer bultos de 50 ceretas, luego debían transportarlos a Barranquilla y venderlos en una cervecería que quedaba detrás de una “burrera”.

Orlando Amador

“Yo empecé a bailar cuando quedé viuda, y ya hacía parte de la tercera edad. Entonces la mamá de la ‘seño’ Lucy conformó un baile de solo mujeres, primero hacíamos el baile del pajarito, después bailábamos el garabato y terminamos bailando la danza de La Cereta. El garabato lo bailábamos el Sábado de Carnaval y en la Gran Parada. El Martes de Carnaval hacíamos una presentación allá en la Plaza de la Paz”, contó María Barrios.

Esta bailadora rememora que la directora de esta agrupación, nunca hacía las reuniones sin que ella estuviera presente. Ese es un recuerdo que siempre llevará en su corazón; pero además, sus hijos la apoyaban para que se divirtiera con sus bailes y comenzara a gozar de la vida a plenitud.

“Yo fui madre joven, tuve seis hijos y cuando mi esposo estaba vivo siempre anduve con él. Pero cuando bailaba con la señora Dora, fue que comencé a disfrutar porque no tenía a nadie que cuidar, solo una nieta que me acompañaba a todos los ensayos, y esa niña en una presentación en Santo Tomás se me perdió”, contó entre risas.

Para María, es importante la labor que hacía la señora Dora como gestora cultural de Soledad, al punto que comentó que ya se estaba haciendo un trabajo investigativo y formativo, para que las personas jóvenes se interesen por la danza de La Cereta. Y es que como se mencionaba anteriormente, esta no es muy conocida por las nuevas generaciones.

Orlando Amador

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Por su parte, Lucy comenta que se está tratando de seguir con el legado de su madre, para que no se deje perder esta tradición, que es muy propia de Soledad. “La idea que tenemos es intentar que personas más jóvenes hagan parte y se apropien de la danza de La Cereta, porque la mayoría de los que estaban, se han ido muriendo. Mi hermano Enrrique Vengoechea, que está actualmente a cargo, también está trabajando duro por ello”, afirmó Lucy.

María Barrios recitó uno de aquellos versos con los que ensayaban en el patio de la casa de Dora, quien falleció en 2024, a los 85 años.

Aquel verso dice así: “No nos cuesta enea, aumentaron el fique y eso no hay quien lo vea”.

Aunque ya no se mueve con la misma facilidad que antes, la señora María recuerda todos los momentos vividos en tiempos de Carnaval junto a otras compañeras, y hoy se siente orgullosa de ser parte de la historia de una generación que marcó la cultura soledeña.

Más de la danza

La comparsa de la señora Dora Zarache estuvo conformada por personas con edades desde los 50 hasta los 100 años. Todos se dieron a la tarea de mostrar siempre en eventos de Pre carnaval y Carnaval, esta danza en riesgo de desaparecer. Esta muestra artística está bastante relacionada con el campesino y el material recopilado de la cultura proveniente de las ribera del Río. Durante la dirección de Zarache, el adulto mayor tuvo la posibilidad de mostrar su talento artístico, buscando la comodidad en el vestuarios y en la misma danza, para que pudieran disfrutar de verdad.