Édgar Vittorino actor barranquillero que conquistó al público colombiano interpretando a Carlos ‘el Pibe’ Valderrama en la serie La Selección, vuelve a brillar al dar vida a un personaje histórico en la adaptación a la pantalla de Cien años de soledad. Con 36 años, Vittorino se enfrentó a uno de los desafíos más complejos de su carrera al dar vida a José Arcadio, un papel que, según el actor devengó una exigencia física y también a nivel espiritual para poder conectar con la esencia del personaje.
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El camino hacia José Arcadio fue tan vertiginoso como inesperado. “Llegó por sorpresa, faltaba un mes para empezar a grabar cuando recibí la llamada”, comenta Édgar a EL HERALDO desde Madrid. “Hice el casting aquí con Eva Leira y Yolanda Serrano, y en tres días me dijeron que tenía el papel. A los seis días ya estaba en Colombia preparándome para el rodaje”, agrega el joven que debutó a nivel nacional en la telenovela Oye Bonita.
Con poco tiempo, el actor se enfrentó a un doble reto: estudiar a profundidad la novela, releerla, y transformar su físico para adaptarse a la descripción de García Márquez, quien creó a José Arcadio como un hombre corpulento, de espalda ancha, que no cabía por las puertas.
“Tuve que ganar 9 kilos en 2 meses. Pasé de 75 a 84 kilos, comiendo seis veces al día y entrenando intensamente, todo esto bajo la guía de un médico dietista porque me tocó limpiarme el hígado y el sistema digestivo e incrementar mi actividad física”, recuerda.
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Ahora, explica que está dedicado a bajar los kilos ganados, tal como cualquier persona que inicia el año con ese nuevo propósito; pero que no se arrepiente de haber comido exageradamente.
“Mi desayuno eran cinco huevos con calentado, cinco arepas más el chocolate, una barbaridad (risas). José Arcadio me exigió tanto el cuerpo como el alma”.
Todo un lienzo
Además del cambio físico, los tatuajes del personaje fueron un desafío aparte. “La primera vez que me tatuaron tardaron siete horas. Era un trabajo minucioso, porque todo debía tener sentido según los viajes de José Arcadio, como los tatuajes asiáticos en su pecho que hacen referencia a su paso por Japón”, explica.
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El proceso se fue afinando, pero aún requería entre una y cinco horas de maquillaje, dependiendo de las escenas. “Cuando aparecía vestido ya era menos el tiempo, pero siempre requería de mucha atención por parte del equipo de maquillaje”.
Pero no solo la exigencia fue a nivel físico, también debió releer Cien años de soledad, algo que resultó esencial para Vittorino, quien exploró cada matiz del personaje. “García Márquez describe a José Arcadio como un hombre que regresa transformado, irreconocible incluso para su destino. Encontrar esa dualidad fue clave para darle vida”, asegura el currambero.
El actor también destacó el aporte del equipo en la construcción del lenguaje y acento costeño. “Tuvimos dos coaches de acento del Caribe que nos ayudaron a mantener la esencia sin perder la universalidad de la serie. Creo que logramos un equilibrio entre quienes somos de la costa y quienes no, todo esto honra tanto a la región como a la obra”, afirma.
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Un gran impacto
La serie ha avivado el interés por la literatura de García Márquez, algo que Vittorino celebra. “La gente está redescubriendo el orgullo por nuestra literatura. Ahora hay un diálogo más abierto sobre el libro, y me emociona ver cómo el público se conecta con el personaje y su trágica muerte, incluso se me acercan personas por las calles de España a darme su versión de por qué matan a José Arcadio”, dice.
Cuando se le pregunta sobre su teoría respecto al enigma de la muerte de José Arcadio, el actor reflexiona: “Creo que su condena son los cien años de soledad de la familia Buendía. Volvió tan cambiado que ni el destino lo reconoció. Aunque por un tiempo llenó su soledad con el amor, su final nos recuerda que el tiempo y el destino son implacables”.
Para Vittorino, formar parte de esta adaptación es un honor que va más allá de la actuación. “Es un regalo poder mostrarle al mundo la grandeza de García Márquez”.
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Lo que se viene
Vittorino hace parte del elenco de dos películas que se estrenarán este año, una colombiana llamada Un padre muy madre, que se rodó por La Guajira. Es una comedia que aborda el machismo y el feminismo y muestra cómo un hombre se puede hacer cargo de un niño y sobre el síndrome de Couvade, en el que el hombre experimenta los síntomas del embarazo de la mujer.
También integra el elenco de la cinta española La regla de Osha, un thriller de terror basado en la santería.
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Además tendrá temporada de teatro a mitad de año en Madrid.