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Las relaciones de pareja son cambiantes, por el simple hecho de que las personas también cambian. Los contextos sociales, las relaciones de amistad, los lazos familiares influyen en esa “metamorfosis” que, al final, también influencia a la pareja.

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De acuerdo con expertos, estos procesos cambiantes pueden ser tanto beneficiosos como negativos si no se saben lidiar. Pero positivos si la comunicación y el entender al otro funciona.

Pero en ocasiones estas dos cosas no se dan en lo absoluto, y simplemente se acaba la relación tomando cada uno su lado y, en el pero de los casos, terminando en un divorcio.

Según la Registraduría, en Colombia hasta marzo de 2024 habían 1.480.764 matrimonios y 15.804 divorcios. Por cada tres matrimonios en el país una pareja se divorcia, lo que representa unos 69 diarios. El casamiento ya no es tanto así de “hasta que la muerte los separe”.

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Lo cierto es que los divorcios vienen en aumento pero ¿por qué? Antes los matrimonios eran más duraderos mayoritariamente por terceros. Estas uniones de concebían como transacciones monetarias pues implicaba que otra persona llegaría a proveer. También porque socialmente y religiosamente no era muy bien visto las separaciones.

Esas son algunas de las razones por las que las personas decidían permanecer casadas y conviviendo a pesar de que no existiera amor. Pero eso desde hace unos años para acá ha venido cambiando, ya no interesa de mucho lo que piense el resto o la propia Iglesia.

¿Pero en qué momento se empieza a pensar en un divorcio? Un estudio adelantada en 2003 arrojó que el 8 % de la gente se separa al poco tiempo de haberla conocido porque ya no se reconocen, mientras que los que llevaban más tiempo lo hacían porque su pareja había cambiado y ya no eran los mismos de cuando se enamoraron.

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En lo que se refiere a los hombres, estos, según la terapeuta sexual Tracey Cox, han expresado que existen al menos cinco razones por las que les deja de gustar su pareja. Una de ellas es el físico, un cuerpo poco saludable influye para la no atracción.

Pero no todo es sobre lo que se ve, sino también los tratos. Pacientes de la terapeuta Cox han revelado que cuando las humillaciones se vuelven pan de cada día el desinterés empieza a ganar terreno. Esto implica comparar con otras personas y menospreciar lo que puede ofrecer.

La insatisfacción sexual puede ser determinante. Pacientes han dicho que cuando se menoscaba el físico o el esfuerzo del otro en la cama todo se puede ir a pique y llevar a la separación definitiva.

El ocio en demasía puede convertirse en combustible para el rompimiento. Muchos aprecian el hecho de hacer tareas domésticas juntos o que cuando las hacen en solitario las aprecien. Otros prefieren conversar, sin embargo, este tipo de situaciones a veces no se logran consumar debido a que el otro o la otra solo duerme hasta tarde, pasa muchas horas frente a pantallas y terminan descuidando su relación.