¡Que viva la tradición! El golpe de los tambores, sonidos tradicionales, africanos, el colorido de los vestuarios y la sonrisa del público hizo que nuevamente la Plaza de La Paz fuera el escenario para celebrar a todos aquellos que le dan vida a esta celebración patrimonial.
En este tercer día, la Fiesta de Danzas y Cumbias se tomó la tarima del recinto desde las 11:30 a.m. Para cerrar con broche de oro el Fin de Semana de Tradición.
Esta vez, quien dio apertura al evento fue la Danza Congo Tigre de Galapa, haciendo honor a esta manifestación de que con sus saltos y vestimenta rememoran la valentía de los cimarrones en tiempos de esclavitud.
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De allí viajamos al sur del Atlántico con Son de Negro del Canal del Dique que con sus movimientos exagerados y cómicos, con el cuerpo encorvado, la lengua afuera y los ojos desorbitados, imitan y parodian a los amos blancos, ridiculizando su autoridad con una astucia casi burlona, deja expectantes a todos.
Luego, el Garabato, con su elegante lucha contra la muerte y que evoca la eterna resistencia de la vida se hizo presente con la Danza de Garabato Reino Bestial de Soledad.
Pasaban los minutos y estas danzas conquistaban el escenario mientras los asistentes con sombrilla en mano apreciaban estas puestas escena que cuentan historias que han enriquecido el Carnaval de Barranquilla.
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El mapalé con su admirable energía es un homenaje a la libertad y la fuerza de los africanos traídos a estas tierras.
Esta danza tradicional de la fiesta también fue protagonista con numerosos grupos procedentes de varios rincones de la región. Entre ellos, Angelitos Negros de Palenque y Son Soledeño.
¡Que suene su majestad!
La cumbia, madre y señora de la fiesta, avanza con paso solemne. Las faldas se ondean mientras los hombres, con sombrero vueltiao cortejan a las mujeres en un juego de seducción ancestral.
Este ritmo madre del país empezó a sonar con la cumbiamba A son del Millo de Barranquilla.