Actualmente las redes sociales parecen exigirlo todo. Desde una foto del desayuno hasta los momentos más íntimos, pero la barranquillera Paulina Vega Dieppa decidió hacer lo contrario: guardarse para sí misma el capítulo más importante de su vida.
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Sin anuncios previos, sin filtraciones ni pistas, la Miss Universo 2014 sorprendió a todos al revelar en Instagram que no solo se había casado, sino que también había tenido una hija.
“Estoy muy feliz de compartirles la noticia de que mi esposo y yo tuvimos una hija. Los amo a todos y gracias por su apoyo incondicional”, escribió el pasado 23 de febrero junto a una imagen que, en cuestión de minutos, llenó las redes con reacciones de sorpresa, felicitaciones y, por supuesto, debates. Porque en la era de la hiperconexión, hay quienes creen que lo privado ya no existe… pero Paulina acaba de demostrar que sí.
Aunque en los últimos meses hubo especulaciones sobre su vida personal, nadie imaginó que la barranquillera daría un golpe tan contundente de privacidad.
Sin fotos de un vestido blanco, sin historias de ultrasonidos ni publicaciones sobre antojos, Paulina construyó su historia de amor lejos del ojo público y eligió compartirla solo cuando lo consideró oportuno.
El anuncio desató toda una ola de comentarios. Muchos la felicitaron por la noticia, y por haber logrado lo que parece imposible para las celebridades de hoy: vivir un momento tan trascendental sin filtraciones ni paparazzis.
Otros, en cambio, empezaron a cuestionar su decisión de no compartir antes con sus seguidores este proceso.
Mensaje poderoso
Días después, la modelo fue más allá y dejó clara su postura sobre el tema. En una publicación, explicó por qué decidió mantener en reserva su boda y su embarazo, y defendió el derecho a la privacidad incluso en la era de la sobreexposición digital.
“Saber elegir qué guardamos también es parte de nuestro crecimiento, autocuidado, amor propio y respeto por lo que estamos viviendo. Si lo vemos de esa manera, les aseguro que su percepción de vida cambiará y será más fácil para ustedes saber qué compartir o publicar”.
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Paulina plantea una visión diferente de la privacidad, es decir, no como un secreto o un aislamiento, sino como una elección consciente de qué dejar entrar y qué dejar salir.
“Tampoco se trata de que haya algo que esconder, sino de saber elegir guardar, porque ¡hay magia en lo que guardamos! No todo necesita ser contado, no todo tiene que ser visto… Así que, no tienes por qué sentirte mal si decides guardarte algo para ti. Solo tú tienes la llave”.
Este mensaje abre una conversación relevante sobre cómo la exposición en redes puede convertirse en una carga emocional. El psicólogo Andrés Camargo, explica este fenómeno.
“Las redes sociales han modificado la forma en la que percibimos la privacidad. Antes, lo normal era compartir solo con el círculo cercano, pero hoy hay una presión implícita por mostrarlo todo. Esto genera la sensación de que lo que no se publica, no existe. Muchas personas sienten ansiedad si no documentan cada experiencia, porque temen que no sea válida sin la aprobación externa”.
Sin embargo, Camargo coincide con Vega Dieppa en que la privacidad no debe verse como algo negativo, sino como una herramienta de autocuidado.
“Proteger ciertos momentos de nuestra vida nos permite disfrutarlos con más autenticidad. Hay experiencias que tienen un valor en sí mismas, sin necesidad de ser validadas por los demás. Aprender a identificar cuáles son esos momentos y honrarlos es clave para una relación saludable con el mundo digital”.
La magia de lo que se guarda
La barranquillera ha aplicado esta filosofía a su vida personal. Mantener en reserva su matrimonio y la llegada de su hija fue una decisión consciente de vivir esos momentos sin la interferencia del escrutinio público.
“Hay momentos que son valiosos solo porque existen por sí mismos y esos, son los que debemos aprender a identificar, honrar y guardar. Saben que desde hace mucho tiempo mi filosofía de vida se basa en ese amor propio que algunas veces dejamos en el olvido”.
Pero, ¿realmente hay “magia” en lo que se decide reservar? El psicólogo Andrés Camargo respondió: “Cuando guardamos momentos solo para nosotros, les damos un significado especial. No están sujetos a la opinión externa, ni a la presión de ser bien recibidos por otros. Son recuerdos que nos pertenecen completamente, sin alteraciones. Y esto genera un vínculo emocional más profundo con lo que vivimos. Esa es la verdadera magia de lo que guardamos”, puntualizó.