En toda la entrada del corregimiento de Campeche, en la carrera 15 con calle 6-12, en el barrio La Arena, Ayadelis Villa Sierra puso su emprendimiento dedicado a las artesanías. Esta mujer víctima del conflicto armado ha encontrado en la pepa de ciruela una fuente de inspiración y sustento. Su negocio, El arte de la ciruela, se ha convertido en un símbolo de creatividad y resiliencia, con el que transforma este elemento, que antes se desechaba, en hermosas artesanías.
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“La idea surgió porque quería llevar nuestra ciruela a un nivel más alto”, cuenta Ayadelis. “Antes, las pepitas se botaban porque no son semillas, ya que no germinan. Entonces pensé en aprovecharlas para crear algo bonito y significativo”.
Cada pieza que elabora es única, naciendo de la espontaneidad y la imaginación. Entre sus creaciones destacan figuras icónicas como el muñequito tumbador de ciruela, que simboliza la tradición local; además de chivas, burros, sombreros, canastas, collares, aretes y pulseras. También confecciona botellas decorativas y adhesivos para la nevera.


“El tumbador es el que más se vende”, afirma Ayadelis. “Las botellas y las pulseras también gustan mucho, pero cada persona encuentra algo especial en cada pieza”.


Una historia de superación
El arte ha sido más que un medio de subsistencia para Ayadelis; ha sido una herramienta de sanación. Su historia está marcada por el dolor del conflicto armado.
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“Cuando era pequeña vivíamos en Orihueca, Magdalena, en la vereda Iberia. Allí presencié hechos muy duros de violencia”, recuerda con voz entrecortada. “Vi morir personas muy cerca de mí; mi mamá y yo estuvimos a punto de caer también en esa tragedia. Es algo que no se lo deseo a nadie”.

Para Ayadelis, el arte ha sido su refugio. “Esto es una distracción para la mente, una forma de evolucionar y construir algo positivo para la vida. También me ha permitido sostenerme económicamente”, explica.
Artesanías con alma de ciruela
Las creaciones de Ayadelis están al alcance de todos. Sus precios varían entre los 10.000 y 30.000 pesos, lo que permite que locales y visitantes puedan llevarse un pedacito de Campeche convertido en arte.
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A través de sus manos, Ayadelis Villa Sierra no solo transforma la pepa de ciruela en bellas artesanías, sino que también convierte el dolor del pasado en un testimonio de fortaleza y esperanza.


Junto a su negocio también oferta miel de abeja, vino de ciruela, jugo, arequipe, torta y dulces de ciruela, los cuales vende en compañía de su suegra. “Así le damos la bienvenida. Todo el que va llegando, para que vivan el Festival de la Ciruela”.

