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No cabe duda de que el legado del escritor magdalenense Gabriel García Márquez, el único nobel de literatura que ha tenido el país, ha trascendido las páginas de sus libros.

Muestra fiel de ello es que grandes productoras como Netflix han puesto todo su empeño e inversión por convertir en serie televisiva Cien años de soledad, una apuesta que ha sido bien valorada. Pero más allá de todo lo que pueda surgir alrededor de su figura, hubo algo que el propio cataqueño se encargó de crear con un claro propósito y es que su faceta periodística, esa que posteriormente lo llevó a escribir cuentos y novelas, inspirara a muchos más a ejercer el que él denominó “el mejor oficio del mundo” como herramienta para defender la democracia, los derechos humanos y el bienestar de las personas.

Fue con esa convicción que en marzo de 1995 puso en marcha, junto a Jaime Abello Banfi, la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, hoy Fundación Gabo, dedicada a promover la excelencia, la creatividad y la ética entre los periodistas de Latinoamérica a través de su método de taller.

Se han cumplido 30 años de aquel 18 de marzo en que Gabo desde Cartagena, en medio de un seminario sobre libertad de prensa y protección a los periodistas, le contó al mundo su clara intención de dejar un legado poderoso.

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Durante estas tres décadas de operaciones, la Fundación Gabo ha crecido, creando el Premio Gabo, los estímulos al periodismo en forma de becas y mentorías especializadas, y el Programa de Ética Periodística. Uno de sus grandes eventos es el Festival Gabo, que se celebra en Bogotá hace 13 años y que este 2025 se desarrollará del 25 al 27 de julio.

Diciendo y haciendo

En diálogo con EL HERALDO, Jaime Abello Banfi, cofundador de la Fundación Gabo, recordó la génesis del proyecto.

“El 28 de diciembre de 1993, mientras asumía la Gerencia de Telecaribe, recibí una llamada de Gabito, quien me pidió lo invitara a comer algo y lo cité en el Club ABC, donde también estuvo Ernesto McCausland, Margarita Abello y su esposa Mercedes Barcha. Habló mucho de sus preocupaciones por el periodismo y de unos talleres que hacía en San Antonio de los Baños, Cuba, y dijo que se debían hacer también talleres para periodistas”.

Las reflexiones siguieron toda la noche, al punto de pedirle a Abello que lo ayudara a armar los talleres, una tarea que puso en marcha al día siguiente y que intensificó tras desarrollar reuniones con varios comunicadores. Dos meses después se lo encuentra en la inauguración del Festival de Cine de Cartagena y acordaron empezar a aterrizar ideas junto a la piscina del Hotel Hilton, y sumaron fichas como Alberto Abello Vives, experto en formulación de proyectos, quien estableció los estatutos para que todo cobrará vida.

Fue hasta el 17 y 18 de marzo que se inician actividades con el Encuentro para la Libertad de Prensa y Protección para Periodistas celebrado en Cartagena. Los dos primeros años operaron en Barranquilla, con el periódico El HERALDO como anfitrión en su antigua sede, Villa Heraldo, y luego se establecieron en Cartagena.

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Sobre los pilares establecidos por el nobel, siempre estuvo sobre la mesa la formación de jóvenes periodistas. “Gabito enfatizaba en la necesidad de que los nuevos comunicadores aprendieran trabajando junto a periodistas veteranos. También insistía en el fortalecimiento de la ética periodística, afirmando que la ética y la técnica eran inseparables en el periodismo. Otro aspecto importante era ver el periodismo como servicio público, ya que subrayaba la importancia de verificar la información, no depender exclusivamente de las fuentes y contar historias que visibilizaran a las víctimas y a las personas más vulnerables”.

Abello destacó que, aunque el contexto mediático ha cambiado con la digitalización, los principios que Gabo defendió siguen siendo fundamentales: ética, independencia y verificación de la información.

CortesíaJaime Abello Banfi y Gabito fueron los líderes de la iniciativa.

Solidaridad entre periodistas

El escritor y periodista John Jairo Junieles, quien desde 1995 se incorporó al equipo de talleristas de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (nombre original), recordó que compartió escenario con Gabriel García Márquez, Alma Guillermoprieto, Javier Darío Restrepo, Germán Castro Caycedo, Tomás Eloy Martínez y muchos más.

“Al principio compartí con Gabo en los talleres, como estudiante, después en el Festival de Cine de Cartagena, donde trabajé siete años en la Oficina de Prensa, dirigida por el maestro García Usta, a donde algunas veces llegó Gabo a platicar sobre cine, literatura, música popular. En ocasiones coincidimos en bares, y una vez conversé varios cigarros con Mercedes Barcha en el Parque del Centenario. Después en México D. F. nos reencontramos y hablamos de varios temas, ¡el cine, siempre el cine!”, dijo Junieles, quien está trabajando una novela en la que recrea la relación especial que Gabo tuvo con Bogotá, y que ya tiene título, El último apaga la luz.

Sobre las premisas que Gabo recalcaba para que la fundación evolucionara, destaca la importancia de la solidaridad entre los periodistas; la constancia en el trabajo, “poco a poco es como se ralla el coco”, dijo alguna vez; y asumir siempre el periodismo como un trabajo al servicio de la humanidad.

Ha sobrevivido sin Gabo

Ricardo Corredor, director del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de Los Andes, quien estuvo vinculado a la Fundación Gabo por 11 años, le contó a esta casa editorial que uno de los hitos que marcó mucho fue la muerte del escritor en 2014. “Hasta ese momento Gabo seguía participando en las actividades, no con la misma intensidad, ya era más Mercedes, su esposa, la que estaba involucrada de manera directa en la junta directiva. Su muerte generó muchas preguntas: ¿qué iba a pasar con la fundación no estando su motor? Y ese fue uno de los grandes desafíos que tuvimos”.

Corredor reconoce que al día de hoy uno de los grandes logros de la fundación ha sido realmente sobrevivir después de la muerte de Gabo y haber asumido su legado.

“Es un legado robusto, que va más allá del mundo del periodismo, un legado que a mi modo de ver cada vez engrandece el nombre de García Márquez. Es un legado vivo que cada vez tiene más relevancia y más potencia”.

El comunicador también recordó la entrega del premio cuando se hacía en Monterrey. “Gabo iba, él siempre nos animó en la fundación a que las actividades que hiciéramos fueran siempre festivas, que tuvieran ese espíritu caribeño, y en Monterrey, pues así lo hacíamos. Una vez tuvimos a Celso Piña, el gran vallenatero mexicano, tocando para nosotros”.

Carlos Serrano, periodista cartagenero que labora en la BBC de Londres, fue director de estrategia digital en 2009, tiempo en que el nobel de literatura estaba activo. “Todos los que hemos pasado por la fundación inevitablemente quedamos destinados a buscar cada día cómo contar mejores historias, cómo prestar un mejor servicio a nuestras audiencias. Y todo eso es mantener el legado vivo de García Márquez, de cómo contar una buena historia, cómo enganchar al lector, de cómo lograr su atención en medio de tantas ofertas que hay hoy”.

Respecto a Gabo, Serrano dijo tener el privilegio de decir que Gabo fue su jefe. “Recuerdo que a Gabo siempre le gustaba decir que él era el único jefe que no mandaba. Y es una bonita anécdota recordar eso, porque lo que hacía era enseñar con el ejemplo. Las conversaciones con él, las lecturas sobre Gabo y de sus artículos eran unas clases de periodismo en sí mismas”.

Línea de tiempo

25 de junio de 1994: En Cartagena se firma el acta de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano.

17 y 18 de marzo de 1995: Se realiza el Encuentro para la Libertad de Prensa y Protección para Periodistas. Esta actividad marca el inicio de actividades.

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3 al 8 de abril de 1995: El primer taller de la fundación tiene una maestra de lujo: Alma Guillermoprieto.

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Octubre de 1998: Nace la primera casa virtual de la fundación: FNPI.org, siglas con las que se identificó la institución durante las próximas dos décadas.

Septiembre de 2000: Nace el Consultorio Ético, un servicio para periodistas que buscan respuestas sobre los dilemas éticos de su oficio.

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2 de abril de 2002: Se entrega en su edición inaugural el Premio Nuevo Periodismo, en Monterrey, México.

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20 de noviembre de 2013: Se entrega por primera vez el Premio Gabriel García Márquez, hoy Premio Gabo. Alrededor del premio nace ese mismo año el Festival Gabo.

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6 de agosto de 2019: La FNPI cambia su nombre a Fundación Gabo, con el objeto de potenciar sus iniciativas, proyectos y actividades alrededor de la figura de su fundador.