“¿Me van a grabar y será en vivo?”, preguntó Lía, con una sonrisa pícara, moviendo sus pequeños pies que no alcanzaban a tocar el piso y apretando fuerte su peluche de Stitch, como si de repente el mundo entero la estuviera viendo.
Pero que no los engañe esa carita de susto. A esta niña de 8 años la cámara la ama. Lía genera contenido en redes y acaba de consagrarse ganadora de ‘Generación H’ en Sábados Felices por su picardía, fluidez y esa manera de contar chistes que hace que hasta el más serio suelte la carcajada.
Se acercaba el momento de la grabación y Lía, que llevaba puesta una falda rosada, miró sus piernas, frunció el ceño y riéndose dijo:
“No me gusta mostrar las piernas porque las tengo todas raspadas y peludas”.
—Eres una niña, le respondió su mamá, Laura Moncada, quien no dejaba de reírse.
Luego, de repente, con la ceja levantada y el dedito señalando, preguntó como quien tiene toda la experiencia del mundo:
“¿A cuál cámara tenemos que mirar, a la 8?”, tal como si estuviera en un set de televisión.
Cuando por fin llegó su turno, tomó aire, se acomodó el pelo y empezó su presentación con naturalidad.
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“Yo me llamo Lía Luciana Baena Moncada, tengo 8 años. Estudio en la I.E.D. Nueva Granada, hago tercer grado y me gusta jugar, hacer videos y actuar”.
No había terminado de contar esto cuando le mencionamos su reciente hazaña en Sábados Felices y con la misma espontaneidad que la llevó a ganarse el cariño del público, Lía soltó la respuesta más honesta.
“Fue súper bacana la experiencia, me divertí mucho, hice amigas y la verdad yo no sé cómo llegué hasta allá, mija, pero estoy feliz”, expresó la barranquillera.
Toda una hiperactiva
Su rutina es como la de cualquier otra niña de su edad. Se levanta temprano para ir a clases, aunque siempre le diga a sus padres: “cinco minutitos más”.
“Me tengo que levantar a las cinco de la mañana, me baño, cambio y peino. Después llego, hago las tareas porque yo voy al refuerzo a las 2 de la tarde, salgo a las 5 y después me pongo a jugar”.
Y si a alguien le parecía que aprenderse un libreto para un programa nacional era difícil, Lía manifiesta que para ella “fue más o menos, pero no tanto”.
“Pues, o sea, para mí no fue tan difícil, o sea, más o menos ahí, nada difícil”, dice entre risas.
Y cuando explica su método de estudio, todo cobra sentido “Porque yo lo estudiaba en la noche y me acostaba temprano, y esa vez me acosté temprano y al otro día ya amanecí con la mente fresca”.
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Entre los participantes de Sábados Felices, además de su talento, resaltó por su manera de hablar, su sombrero vueltiao y esa esencia costeña que se le sale hasta sin querer. Los otros niños la miraban con curiosidad, porque su acento era todo un carnaval en medio de tantos cachacos.
“A cada rato sentía que me decían: ‘ajá, tú qué ve’ y yo solo me reía a cada rato”.
Sueña en grande
Lía es tan histriónica, tan talentosa, tan graciosa, que a veces uno olvida que apenas tiene 8 años. Gesticula con seguridad, cuando cuenta un chiste, lo hace con una maestría que ya quisieran muchos comediantes.
“Yo quiero ser instrumentadora quirúrgica, como mi papá, dice mientras mira al señor Gustavo Baena.”También quiero ser estilista, bailarina profesional y actriz”.
Uno se pregunta cómo piensa lograr todo eso, pero Lía no titubea para decir: “Cada cosa la hago en un día. Como así, actriz, bailarina, tatatá, tatatá y eso”.
Lía no interpreta un personaje, Lía es el personaje. Así lo describe su papá, Gustavo Baena, porque para él, esta pequeña soñadora no tiene pausa ni filtro.
“A veces tenemos que decirle: “¡Ya, no es el momento, espérate aquí, no es el lugar, cálmate!”, pero es que ella no tiene freno. Es una alegría pura, un elixir de emociones que siempre está expresando.
Sin duda, el humor es parte de su esencia. Por eso, cuando el comediante ‘Polilla’ la vio, no dudó en abrirle camino en la Generación H de Sábados Felices.
“Nos ubicó después de un reinado en el que ella participó. Para ese entonces, la gordita Fabiola aún vivía, y ella le decía: ‘Mira esta paisana, mira cómo es’”.
Sin embargo, con el fallecimiento de la Gorda Fabiola, la familia pensó que todo quedaría en pausa.
Para fortuna de la pequeña, el procesó continuó y desde entonces, Polilla se convirtió en un guía fundamental para Lía. Le ha enseñado los tiempos del humor, los remates, la manera de manejar el escenario. Y ella, como una esponja, lo absorbe todo y lo expresa con naturalidad.
El camino de Lía en ‘Generación H’ fue una montaña rusa de emociones para su familia. Cada día, una niña se despedía de la competencia y la maleta siempre estaba lista por si era el turno de Lía. Sin embargo, cuando llegaron a la semifinal, la sensación cambió. Estaban demasiado lejos como para no ilusionarse.
“Lía se hizo muy amiga de Antonella que era la otra finalista y yo siempre le decía que si no ganaba, no importaba. Estábamos muy orgullosos de ella”, dijo su madre, Laura Moncada, mientras la pequeña empezó a bailar champeta mirando la cámara hasta que se cansó y finalizó: “Bueno, yo creo que esto quedó bacano, ¿no?”.
