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Lucía Rodríguez tenía 38 años cuando recibió una de las noticias más desalentadoras de su vida. Era una mujer fuerte y dedicada, madre de dos hijos y dueña de un pequeño negocio de repostería en Barranquilla.

Siempre había sido disciplinada con su salud, pero la pandemia y la rutina la hicieron descuidar sus controles médicos. Fue en una consulta de rutina cuando la ginecóloga notó algo inusual en su citología.

“Tenía cáncer de cuello uterino en etapa II. No pude evitar pensar en mis hijos, en mi esposo, en el negocio. Pero yo no tenía otra opción. Tenía que luchar para salir victoriosa porque en medio de todo me aferré a Dios”.

El tratamiento no fue fácil. Primero, una cirugía para extirpar el tumor. Luego, sesiones de radioterapia y quimioterapia. Hubo días en los que el cansancio la vencía, en los que se desconocía frente al espejo, pero en cada sesión encontró apoyo en otras mujeres que, como ella, peleaban por su vida.

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“Seis meses después de tanto luchar recibí la grata noticia de que el cáncer estaba en remisión. En ese momento lloré, abracé a mi familia, miré al cielo y descubrí cuán fuerte era, como lo son muchas mujeres”.

Aunque logró superar la enfermedad, sabe que muchas mujeres en Colombia no corren con la misma suerte. Este miércoles, en el marco del Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, la historia de Lucía cobra especial relevancia.

A pesar de ser una enfermedad prevenible y tratable en sus etapas tempranas, el cáncer de cuello uterino sigue siendo la primera causa de muerte por cáncer entre mujeres de 30 a 59 años en Colombia. Las cifras son alarmantes: según datos de la Cuenta de Alto Costo, al 29 de febrero de 2024, se habían reportado 35.895 casos de la enfermedad, y cada año se diagnostican alrededor de 4.700 nuevos casos.

El cáncer de cuello uterino es un tipo de cáncer que se desarrolla en las células del cuello del útero, la parte inferior del útero que se conecta con la vagina. Es causado principalmente por la infección persistente con algunos tipos del virus del papiloma humano (VPH), un virus de transmisión sexual.

Prevenir es la clave

Natalia Florian Quintero, especialista en ginecología explica que la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) está estrechamente relacionada con el desarrollo del cáncer de cuello uterino. Las pruebas de detección, como la citología y la prueba de VPH, permiten identificar de manera temprana células anormales, lo que facilita un tratamiento oportuno y la prevención de esta enfermedad.

Aunque es cierto que la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) no tiene un tratamiento específico que lo elimine de inmediato, en la mayoría de los casos el sistema inmunológico logra combatir y eliminar el virus de manera natural en un periodo menor a dos años. Esto aplica tanto para los tipos de VPH de bajo riesgo como para los de alto riesgo.

“Sin embargo, cuando la infección persiste y no es controlada, especialmente en los casos de VPH de alto riesgo, puede generar cambios silenciosos en las células del cuello uterino. Estos cambios no suelen presentar síntomas en sus etapas iniciales, pero si no se detectan ni se tratan a tiempo, pueden evolucionar y derivar en cáncer cervical después de varios años”.

Ojo con el VPH

El VPH es una infección muy común. Se estima que 8 de cada 10 personas sexualmente activas lo adquirirán en algún momento de su vida, incluso si han tenido solo una pareja.

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“El VPH se transmite principalmente por contacto directo de piel a piel durante el contacto genital. No se propaga a través de la sangre ni de otros fluidos corporales. Incluso puede transmitirse, aunque la persona infectada no tenga signos ni síntomas visibles”, indicó Florian.

Hay que tener en cuenta que en sus etapas tempranas, el cáncer de cuello uterino no suele presentar síntomas, lo que hace que el diagnóstico temprano sea fundamental.

“Cuando la enfermedad avanza pueden aparecer señales como sangrado vaginal anormal, flujo vaginal inusual con mal olor o sangre, dolor pélvico o molestias durante las relaciones sexuales”, dijo el oncólogo, Carlos Castro.