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Para algunos, Barranquilla es un lugar que no se habita, sino que se siente, un territorio en el que se vive con orgullo ante su manera única de hacer que el forastero se sienta propio y el hijo de cuna nunca quiera irse.

Es la ciudad que muchos llaman el mejor vividero del mundo. Donde miles encontraron refugio, oportunidades, un lugar para volver a empezar. Y sin embargo, Barranquilla ya no es la misma de antes.

Porque si algo ha caracterizado a esta tierra es su capacidad para transformarse. De la ciudad-puerto que conectó a Colombia con el mundo, a la metrópolis que hoy conversa con el río Magdalena desde su renovado Malecón.

Para entender esa transformación, y sobre todo, para discutir sus implicaciones, este lunes, en el marco de los 212 años de haber sido erigida como villa, se llevó a cabo un conversatorio de la mano de expertos y líderes culturales desde la plazoleta del Museo del Carnaval, y que fue moderado por el director del Carnaval de Barranquilla S.A.S., Juan José Jaramillo.

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“Pienso que este tipo de fechas y este tipo de espacios nos permiten o nos deberían llenar también de mucho orgullo, pero también sentarnos a reflexionar lo que ha sido el desarrollo histórico de la ciudad”, dijo el subdirector ejecutivo de la Clena, Juan Pablo Mestre.

También hizo énfasis en la necesidad de entender la historia de Barranquilla no solo desde lo hispano o lo republicano, sino también desde lo prehispánico. “Desde esos primeros habitantes que ocuparon los territorios del hoy centro histórico, del Barrio Abajo, de las riberas que besan el Magdalena. Ojalá tuviésemos ese punto de inicio claro para poder decirles que a partir de aquí comenzó esto”.

Durante décadas, a Barranquilla se le tildó de ciudad joven. Una urbe sin pasado. Una tierra donde, supuestamente, nada había sucedido antes de los grandes puertos, el Carnaval y la modernidad.

Keyla Ospino VargasDurante el evento también se realizaron muestras culturales.

“Hace 30 o 40 atrás, se decía que Barranquilla era una ciudad joven y que no tenía historia. Cuando comienza todo el rescate, lo que nos han llamado hoy el rescate patriarcal, el rescate del centro, Barranquilla era relativamente nueva. ¿Y rescatar esos inmuebles para qué? Nosotros somos una ciudad progresista”, manifestó el arquitecto Christian Maldonado.

Y en Barranquilla ese deseo ha tomado forma en proyectos como Barrio Abajo Tour o las propuestas culturales impulsadas por Johnny Insignares, que desde lo local y lo cotidiano han democratizado la historia, llevándola a las calles, a las esquinas, a las voces del pueblo.

“Eso es lo que estamos viendo hoy, un renacer, una forma distinta de interpretar quiénes somos nosotros hoy en día. Y eso es muy importante, porque nos conecta, nos ancla, nos da sentido en medio del aceleramiento del mundo contemporáneo”, puntualizó Maldonado.

Una ciudad pionera

Precisamente, Johnny Insignares como ‘City Lover’, añadió que entender a Barranquilla, desde su raíz, es una empresa compleja, cambiante, viva.

“Ahondar en la historia de la ciudad puede ser muy complejo. Uno cree que sabe cosas, y llega un punto en que alguien dice: no, eso no era así, era de otra forma. Esta facilidad de compartir información en redes y archivos nos ha traído más preguntas. Siempre hay algo nuevo por descubrir”.

El debate sobre las fechas fundacionales de Barranquilla sigue generando dudas incluso entre los más estudiosos. ¿Por qué celebramos el 7 de abril de 1813 y no el año 1857, cuando fue elevada oficialmente a ciudad? ¿Qué significado tiene esta declaratoria como Villa y por qué se le ha dado ese valor simbólico?

“Yo también celebro el tema de la apropiación social. Si bien ya hemos abrazado la fecha del 7 de abril, cada vez se siente más ese orgullo de ser barranquillero, se respira cada vez que llega abril”.

Insignares resaltó que el punto de fondo no es solo la fecha. Es el despertar. Es el ejercicio pedagógico de recuperar la historia para vincularla al presente, “hacerla nuestra, volverla parte del ADN urbano”.

“Creo que hay una tarea ardua de empezar a hacer pedagogía en la historia, que la gente entienda ciertos momentos importantes, ciertas fechas, ciertos espacios dentro de la ciudad. Eso es conectarnos con el pasado, con la ciudad, con nosotros mismos”.

Más documentación

Durante años, la historia se ha escrito con rigor, pero, de acuerdo con el historiador, Francisco Eversley, “desde una trinchera a la que pocos pueden acceder”. La narrativa científica, el lenguaje técnico, la mirada especializad, han hecho que el conocimiento se quede entre historiadores y muchas veces sin llegar a las aulas, a los barrios, a los parques, a los buses, a la calle.

“Tenemos un grave problema. Nosotros escribimos desde una perspectiva histórica, científica, pero no nos habíamos preocupado por la divulgación histórica, que es otra vertiente de la historia”.

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Eversley manifestó que hace falta una política pública decidida que conecte la investigación con la experiencia.

“En los planes de desarrollo del Distrito hay que incluir con urgencia la Cátedra de Historia de Barranquilla. También es fundamental que resurjan los museos. No tenemos un museo de historia de la ciudad. Eso hace que muchas veces no tengamos esa particularidad de conexión con nuestro pasado”.

Arquitectura hacia la modernidad

En el inventario mental de los barranquilleros hay edificios que siempre son referencias inevitables como la Aduana o la Estación Montoya, pero para el arquitecto, Christian Maldonado, hay un inmueble que, sin hacer tanto ruido, fue una “bisagra en la historia urbana de Barranquilla”. Se trata del Estadio Modelo, hoy conocido como Romelio Martínez.

“El Romelio representa el inicio de la transición de Barranquilla, que venía con una arquitectura republicana desde mediados del siglo XIX, hacia una etapa de modernización”.

Según Maldonado, el Estadio Modelo fue pensado en una Barranquilla que ya no se conformaba con ser apenas una ciudad ribereña y comercial.

En constante transformación

Durante décadas, Barranquilla fue una ciudad que se miraba a sí misma, encerrada en su velocidad, en sus propios problemas y soluciones. Pero esa apertura resurgió frente al Magdalena, ese río por donde entró el progreso.

Y Puerta de Oro no solo fue el reflejo de la ciudad abriendo sus brazos hacia el Caribe colombiano y más allá. Así lo resaltó el subdirector de la Clena, Juan Pablo Mestre.

Pero aquí es donde surge la gran pregunta: ¿cuándo comienza realmente la modernidad en Barranquilla?

“La Barranquilla de hoy se levanta sobre las ruinas de sus crisis. A cada colapso le sigue un proyecto modernizador. Pasó tras las dificultades del siglo XIX, en los años 20, volvió a pasar tras las crisis de los 60 y 70, y también después del quiebre de los 90. Siempre hay un nuevo relato de ciudad”.