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El luto se apoderó de las letras latinoamericanas. Este domingo murió el reconocido escritor peruano Mario Vargas Llosa, una de las plumas más notables de nuestra era. Pero, más allá de todo lo relacionado con su obra, hay un episodio que pasó a la historia y que tiene que ver con otro gigante de la escritura: Gabo.

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Agencia EFE

En 1976, en la Cineteca Nacional de México, ocurrió un episodio que cambiaría para siempre la relación entre dos de los escritores más influyentes del siglo XX. Gabriel García Márquez, el colombiano que acababa de consagrarse como el gran cronista del realismo mágico con Cien años de soledad, fue recibido con un puñetazo en la cara por Mario Vargas Llosa, el novelista peruano que lo había admirado profundamente y con quien compartía no solo afinidades literarias, sino también una amistad profunda, forjada durante años de complicidad creativa.

La imagen posterior al golpe, tomada por el fotógrafo Rodrigo Moya, se convirtió en símbolo de la ruptura: Gabo, con el ojo morado, sonriente, casi como si se burlara de la situación. Nunca hubo una foto del momento exacto del puñetazo, pero la historia corrió como pólvora. El mundo literario se dividió entre la incredulidad, la especulación y la tristeza por el final de una de las grandes duplas intelectuales del llamado boom latinoamericano.

Hasta hoy, casi medio siglo después, la razón exacta del golpe sigue siendo un misterio. Lo que se sabe es que García Márquez se acercó a saludar a Vargas Llosa al final de la función, con los brazos abiertos, como solía hacerlo. Entonces, sin previo aviso, el peruano lo golpeó en la cara y, según testigos presenciales, pronunció una frase que habría dado origen a todas las especulaciones: “¡Esto es por lo que le hiciste a Patricia!”.

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Patricia Llosa, esposa de Vargas Llosa para ese momento, se había separado temporalmente de él poco tiempo antes, tras una supuesta infidelidad del escritor. Durante esa separación, García Márquez habría estado cerca de Patricia, posiblemente brindándole apoyo emocional.

Aunque ninguno de los dos escritores explicó jamás lo ocurrido, algunos biógrafos e investigadores han intentado llenar el vacío. Gerald Martin, autor de una biografía autorizada de García Márquez, recogió la versión según la cual Patricia habría confiado en Gabo durante su distanciamiento con Mario, y que este último, al intentar reconciliarse con su esposa, descubrió que ella había tenido contacto con el colombiano. Eso bastó para que el Nobel peruano estallara.

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Ambos autores tomaron caminos distintos a partir de entonces. Aunque compartieron premios, ferias literarias y homenajes, nunca volvieron a hablarse. Tampoco se mencionaron mutuamente en entrevistas ni reconocieron el valor de sus respectivas obras de manera pública, a pesar de la mutua admiración que alguna vez se profesaron.

El incidente también simbolizó el fin simbólico del boom, ese movimiento editorial que había impulsado a la fama internacional a autores como Julio Cortázar, Carlos Fuentes, José Donoso y los propios Gabo y Vargas Llosa.