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Aunque su amor por la cumbia no nació en tierras colombianas, transitar por este país y ver cómo se vive la vida con sabrosura mientras realizaba una de sus investigaciones más intensas e importantes, la hizo sentir que se encontraba en un sitio especial y mágico.

El sabor y la originalidad que se desborda en el Caribe colombiano al tocar los tambores, las gaitas, y las maracas, fue lo que cautivó el corazón de Mirjam Wirz, una suiza que llegó a este territorio para quedarse y conocer más de lo que culturalmente tiene este rinconcito del país para ofrecer al mundo entero.

Durante su investigación de este ritmo música, Wirz residió en Lituania (2001-2009) y México (2010-2018), y desde hace 18 meses reside en el municipio de San Jacinto, Bolívar, con el objetivo de realizar más investigaciones culturales de la música y las vivencias del municipio.

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Igualmente vivió algunos meses en Barranquilla estudiando la cultura picotera y la ancestralidad de la Cumbia por todo el Magdalena. Allí, descubrió costumbres verdaderamente impactantes y significativas para su investigación.

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Estudió fotografía y transdisciplinariedad en la Universidad de Arte en Zurich, Suiza. Además es la organizadora del proyecto ‘Flash Bar Flash Institut’ en Vilna, Lituania. Con su amplia experiencia ha logrado documentar su trabajo en obras como Sonidero City, Sobre el Río y Los Cuadernos Verdes de los Montes de María.

En conversación con EL HERALDO, la fotógrafa contó cómo ha sido su travesía en la búsqueda de conocimiento sobre los orígenes de la cumbia en Colombia, qué es lo que ha logrado encontrar y cuál es su propósito al construir una casa de bahareque a la orilla de la carretera en San Jacinto.

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En busca de la cumbia

“Llegué aquí a Colombia por primera vez para hacer una investigación, que empecé uno o dos años después”. En 2010, la fotógrafa comenzó a interesarse por la Cumbia y decidió comenzar por México, que es un país donde este género musical es bastante consumido.

“Cuando entrevistaba a cada persona en mi exploración sobre la cumbia en México, siempre mencionaban a Colombia, que es de dónde surge este género musical. Entonces yo quería conocer el lugar de origen de la Cumbia y vine en 2012 a Barranquilla”, contó Mirjam.

Enamorada de los picós

Pero al llegar a la Puerta de Oro de Colombia, Wirz no esperaba que se despertara en ella la curiosidad de saber mucho más sobre la cultura picotera que hay en la ciudad. Poco a poco fue descubriendo cosas que la hacían persistir en una tierra donde no tenía familia, ni amigos.

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“En Barranquilla tenía un contacto de un muchacho que creaba contenido para un blog de música, entonces él investigaba también sobre los picós. Actualmente en México la Cumbia suena bastante por los picós, que allá le llaman sonideros, pero llegando a Barranquilla me di cuenta que aquí no es así, aquí es un género musical más folclórico que se escucha en ciertas fechas del año. Desde ese momento me fascinaron mucho los picós, y en vez de seguir la investigación de la Cumbia, investigué durante tres meses en Barranquilla sobre la cultura picotera”, anotó.

A raíz del descubrimiento de esta cultura, Mirjam editó su mi primer libro al que tituló Sonidos cítricos, y en este se muestran imágenes de los sonideros de México y los picós de Barranquilla. Con la primera entrega se abrió el camino a una serie de libros que actualmente edita.

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El Magdalena y San Jacinto

Para continuar con la investigación de la Cumbia, Wirz realizó un viaje por el río Magdalena para el año 2018, volvió al país para continuar con aquello que había quedado pendiente y allí nació su libro Sobre el río.

“Durante este tiempo visité El Banco, Magdalena, viajé por Mompox, Talaigua Nuevo y Magangué. Fui a los Montes de María en San Jacinto, fui a Plato, Magdalena, y desde hace un año y algunos meses me radiqué en San Jacinto porque inicié otro proyecto llamado Los Cuadernos Verdes. Este pueblo me atrapó y es muy extraño porque no tengo familia ni nada aquí, pero siento que vivir en Colombia es como estar en casa”, expresó la investigadora.

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Mirjam apreció la riqueza cultural que tiene San Jacinto, esto va desde su arquitectura hasta las costumbres que hacen parte de él. Por ello compró un terrero a orilla de carretera y contrató a una arquitecta para construir una casa de bahareque.

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“Con esta investigación quise resaltar más algunos personajes de aquí y lugares también, que son muy representativos de la cultura sanjacintera. Aquí muestro dentro de Los cuadernos verdes una vereda se llama Las Mercedes, demoras una hora yendo en moto. Se dice que este lugar es la cuna de la gaita, pues en los años 60 vivían unos músicos y estos eran los gaiteros grandes de la región”.

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Su casa de bahareque se ha convertido en un lugar seguro. Pero además, de ser de un material tan tradicional en la cultura como lo es el barro, su espacio se ha convertido en un atractivo para todo el pueblo.