La época de Semana Santa es propicia --por tradición-- para deleitar el paladar con dulces elaborados en casa, motes y variedad en la preparación de pescados. Sin embargo, para endulzar la vida con un buen manjar no siempre debes esperar a que llegue esta temporada del año, pues en la ciudad de Sincelejo está una mujer adulta que se dedica a prepararlos durante los 365 días.
Se trata de María Narciza Díaz de Pereira o la Niña Mayo, que desde que era una adolescente empezó a preparar estos manjares en su casa y los ponía a la venta en las tiendas de su natal municipio de Chalán, en la región de los Montes de María, en Sucre.
Eran 9 hermanas y sus padres para que ellas estuvieran ocupadas les entregaban parte de la leche que ordeñaban en la finca y les daban además dinero para comprar el azúcar. Del resto de productos se encargaban ellas, pues los tenían a su disposición en los cultivos, pero fue la Niña Mayo la que se inclinó con mucho amor y dedicación a la preparación de dulces, tarea en la que hoy continúa más que por negocio por el placer que le da ver felices a las personas deleitando sus manjares, incluso en la terraza de su casa al momento de adquirirlos.
Tradición
Elaborar dulces no es algo fortuito en la Niña Mayo, pues su tía paterna Enriqueta Díaz Buelvas, ya tenía renombre en lo que a pastelería se refería y de hecho sus nietas hoy son propietarias y pioneras en Sincelejo de reconocidas tiendas de repostería. Lo que indica que lo suyo es una dulce herencia familiar.
En el año 1.954 la Niña Mayo llegó a la capital de Sucre y continuó con esa labor de preparar dulces. El toque secreto de los dulces de ñame, coco, leche, plátano, tomate, berenjena “pequeñita biche” y guandú, entre otros, se fue regando y con ello empezaron a llegar los encargos que nunca más se han detenido.
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Con el paso de los años y con la variedad de frutas que tuvo a su alcance llegaron otros productos como el dulce de brevas, de pimentón maduro, el de piña con tomate y el de brevas con tomate. Todos tienen algo que los caracteriza y que los hacen únicos en el mercado y por eso los prefieren porque “yo no soy mezquina con ningún producto y menos con la leche. Además que las frutas que utilizo son escogidas, son las mejores y eso también incide a la hora de conseguir un buen sabor”, dice.
Por los años, aunque son muchos, pero la Niña Mayo niega que sean 90 “porque no me siento así” , ya no puede menear los dulces hasta ponerlos en su punto y por eso quien ha tomado el palote es su único hijo, el comunicador social - periodista e historiador Julio César Pereira Díaz.
Cuando hay alta demanda, como esta de Semana Santa que se aproxima, llegan a la casa de la Niña Mayo, en el barrio California, a una cuadra del Monumento a la Cruz de Mayo, dos mujeres que históricamente la han ayudado en la preparación de los dulces. Sin embargo, aclara que aunque ha tenido quien le ayude en este oficio “el toque secreto sigue estando en mi poder y en alguna ocasión se lo tendré que dar a Julio, mi hijo, para que siga en esto que es una tradición de mi familia”.
Innovación
La vinculación de su hijo a este bello oficio de la preparación de los dulces le ha impreso un toque de modernidad al punto que han sacado al mercado nuevos productos que son el resultado de la unión de muchas frutas, entre ellos uno que se denomina Tropical Sincelejo que “es agridulce y su base es mango verde con otras frutas”.
Además rescataron los de papaya con naranja dulce e innovan con el de piña-calabaza y jengibre montemariano.
Los encargos de los Dulces de Mama--un nombre que recién asumió por iniciativa de su hijo-- están vigentes todo el año no solo para el deleite de las familias en Sucre y Sincelejo sino también para las que residen en Montería, Barranquilla, Cartagena, Medellín y Bogotá, así como en Chile, Estados Unidos y Londres, “hasta por allá llegan mis dulces y eso me llena de mucha felicidad”.
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Además están en las ferias que se hacen en Sincelejo y en los festivales de dulces en los colegios donde siempre resultan ganadores.
Los Dulces de Mama no solo son para untar como si se tratara de una mermelada, también los hay como confite, es decir, bolitas de coco, bolitas de leche, bolitas de tamarindo, panelitas de plátano y de guayaba con leche, en fin, hay una variedad que en esta Semana Santa es el postre en restaurantes y clubes de Sincelejo, los más antiguos, los que conocen de esta dulce tradición que se hace desde casa, pero que recorre el mundo.