Con el arribo a la ciudad del Vaticano de 130 delegaciones diplomáticas procedentes de distintos continentes y también con el respaldo de 200.000 feligreses, los restos mortales del papa Francisco irán a su morada final.
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El pueblo católico no dejó un instante solo a su líder durante los tres días de velatorio y muchos menos en el día de su partida del plano terrenal. En un comunicado el Vaticano informó que unas 250.000 personas pasaron por el féretro del santo padre en la basílica de San Pedro del Vaticano para darle el último adiós, y que al menos otras 200.000 no quieren perderse este momento único en la historia debido a que se trata del papa que abrió la Iglesia Católica al mundo.
El sumo pontífice ha sido recordado por haber combatido los “crímenes” cometidos por representantes del clero contra menores y personas vulnerables, según se lee en el ‘rogito’, el acta sobre su vida que es introducida en su féretro.
“Hizo más severa la legislación sobre crímenes cometidos por los representantes del clero contra menores y personas vulnerables”, se lee en la última línea de este documento, en el que se recuerda su vida y los puntos más destacados de su pontificado.
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El texto, que es introducido dentro de un tubo de metal sellado y lacrado para la posteridad, comienza con la biografía de Jorge Bergoglio, nacido en Buenos Aires en 1936, hijo de emigrantes italianos, sus estudios en Química o su ingreso en la Compañía de Jesús. “Fue un pastor simple y muy amado en su arquidiócesis, que viajaba en metro o en autobús. Residía en un apartamento y se preparaba la cena solo porque se sentía uno más entre la gente”, destaca.
Conexión con los pobres
Después el ‘rogito’ rememora su elección como papa el 13 de marzo de 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, y subraya su decisión de adoptar el nombre pontificio del santo de Asís por su deseo de “llevar en el corazón a los pobres del mundo entero”.
Precisamente los pobres del mundo tuvieron su invitación especial al funeral, porque Francisco no los olvidó invitándoles al circo, al cine o dándoles dignidad instalando duchas o ambulatorios para atenderles en la plaza de San Pedro.
En las primeras filas también se ubican los migrantes, de quienes Francisco siempre se preocupó y pidió su acogida. Se harán sentir algunos de los que la ONG Mediterránea salvó en el Mediterráneo como los refugiados que llegaron con el avión papal desde la isla griega de Lesbos.
Púrpura, el color del duelo
El color del dolor y el luto en la liturgia cristiana es el púrpura y, por lo tanto, se utiliza durante los ritos funerarios, incluidos los de los papas. Además, decora el interior del féretro. Pero también el color de los 220 cardenales presentes, 135 de los cuales en pocos días tendrán que elegir al sucesor de Francisco.
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Un libro del Evangelio también reposa sobre el féretro del papa Francisco, el gesto simboliza el paso a la eternidad y el testimonio de fe que la persona ha vivido durante su vida.
En el ‘sagrado’ se colocará el féretro sobre una gran alfombra y a su lado “el cirio pascual”, que estará encendido y que representa la esperanza en la resurrección.
En el altar también se dispuso de la ‘Salus Populi romani’, el antiguo icono mariano de la basílica de Santa María la Mayor, de la que el papa era muy devoto y ante la que acudía siempre a rezar, también antes y después de cada viaje internacional, y por lo que eligió ser enterrado en este lugar.
Para la sencilla tumba de Francisco, el pontífice quiso una lápida de “piedra de Liguria”, un mármol que llega de esta región que era la tierra de sus abuelos maternos.
Cabe anotar que el lado derecho de la plaza de San Pedro ha sido destinado para las 130 delegaciones con los cerca de 50 jefes de Estado representantes del poder del mundo y a quienes Francisco recibió en el palacio pontificio durante sus 12 años de pontificado, así como en sus 47 viajes internacionales y 66 países visitados, y a quienes realizó sus llamamientos para el cese de los conflictos de lo que denominó “La tercera guerra mundial a trozos”.
Los cardenales lo adorarán
Tras haberse celebrado el funeral, los cardenales acudirán a la tumba del papa Francisco en la basílica de Santa María la Mayor, parar orar por él.
El arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, quien participará en el cónclave, que elegirá al sucesor de Francisco, ha dicho que le gustaría un nuevo papa de habla hispana, pero también “un papa valiente que oriente a la Iglesia”.
“Debe ser por un lado alguien que acoja todo lo que se ha sembrado anteriormente, que acoja también la misión que ha tenido el papa Francisco y alguien valiente que oriente a la Iglesia hacia los grandes retos del futuro, hacia los grandes problemas y los desafíos que vienen de este cambio de época tan inmenso que tenemos por delante”.
