Si hay un músico en nuestro territorio que es sinónimo de salsa made in Colombia, ese es Julio Ernesto Estrada Rincón. Este paisa conocido artísticamente como Fruko, acaba de celebrar sus 70 años de vida con una gira por Estados Unidos, su primera salida internacional después de la pandemia, lo que ratifica que es mucho lo que aún tiene por dar.
Por su mente no asoma la idea del retiro, por el contrario manifiesta estar enfocado en producir nueva música bajo su sello disquero (Fruko Records) con el que quiere apoyar todo tipo de talentos.
Sus 56 años de experiencia dentro de esta industria, lo convierten en una especie de rector de nuestra música popular, esa que ha sabido interpretar para conectar sus melodías con el sentir del bailador.
Se define como un 'antioqueño costeñizado, comedor de yuca, ñame y suero', y reconoce que su constante roce con artistas provenientes de la región Caribe le permitieron abrir sus oídos y explorar nuevas sonoridades, llegando incluso a grabar producciones pensadas en el circuito picotero, tal como su exitoso proyecto Wganda Kenya que pegó a mediados de los 70 con temas como Homenaje a los embajadores, El evangelio, Suavecito, entre otros.
Tras su regreso al país, luego de cumplir compromisos en Miami y Nueva York, este hombre que nació en Medellín el 7 de julio de 1951, dialogó con EL HERALDO sobre la influencia caribeña en su vida, también de los talentos que forjó y sobre cómo quiere vivir sus últimos años.
Ante todo, Fruko le agradece a Dios por haberse topado en el camino con el músico y empresario cartagenero Antonio Fuentes, a quien considera el verdadero genio de la música tropical en Colombia. 'Tenía 14 años cuando lo conocí, él andaba con Los Trovadores de Barú, agrupación de músicos costeños que venían de la academia. Yo la estaba pasando difícil porque en mi hogar mi mamá era la encargada de alimentarnos, lo hizo muy bien conmigo porque me dio unas bandejas de frijoles y sancochos que me hicieron muy fuerte (risas). Gracias a Dios don Antonio Fuentes me contrató como utilero en sus estudios, abriéndome así la puerta de la música'.