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Aunque a primera vista parezca una idea conspirativa, recientes estudios científicos sugieren que los seres humanos jamás han salido por completo de la atmósfera de la Tierra.

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De acuerdo con nuevas investigaciones, la atmósfera no tiene un límite definido, sino que se vuelve progresivamente más delgada hasta mezclarse casi imperceptiblemente con el vacío espacial.

La llamada línea de Kármán, situada a 100 kilómetros de altitud, se utiliza de forma convencional para delimitar el comienzo del espacio exterior, aunque en realidad la atmósfera se extiende mucho más allá.

La NASA estima que el 99,99997% de la masa atmosférica queda por debajo de esta línea, pero el resto, aunque extremadamente tenue, llega mucho más lejos de lo que se pensaba.

Un estudio basado en datos del Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO) reveló en 2019 que la geocorona, una capa difusa de átomos de hidrógeno, alcanza hasta los 629.300 kilómetros de distancia, cubriendo incluso la órbita de la Luna.

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Esto significa que los astronautas de las misiones Apolo, cuando caminaron sobre la superficie lunar, todavía se encontraban dentro de los límites de la atmósfera terrestre.

A pesar de su extensión, la densidad de la geocorona es tan baja que no representa un riesgo para las misiones espaciales. Sin embargo, podría complicar algunas observaciones astronómicas, especialmente en el rango ultravioleta.

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Además, este descubrimiento tiene implicaciones importantes para la búsqueda de mundos habitables, ya que la presencia de hidrógeno puede indicar la existencia de agua.

Así, bajo esta nueva perspectiva, se podría decir que hasta los pioneros del espacio, sin saberlo, operaban todavía en el último suspiro de nuestra atmósfera.