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El Hollywood de los años 70 fue quizá una de las revoluciones creativas más importantes del cine. La aparición de nombres como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Brian De Palma, George Lucas, Steven Spielberg, Roman Polanski o William Friedkin redefinió el llamado Studio System en el que los grandes estudios eran quienes dominaban todo. 

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En medio de esa efervescencia de nuevas historias, excesos y una vida nocturna frenética, aparecieron títulos como Taxi Driver, Star Wars, El Exorcista, El Padrino y otras grandes joyas que hoy son clásicos e indispensables al hablar del séptimo arte.

Pero, en muchas ocasiones se deja por fuera de esa conversación a un tipo que desde Australia hacía algo similar y a la postre terminaría metiéndose dentro de esa gran vasta industria hollywoodense: George Miller y su Mad Max.

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Y es que esta cinta de acción, contracultural y crítica social en un mundo postapocalíptico, protagonizada por una joven estrella naciente como Mel Gibson, supuso otra dosis a ese coctel de desenfreno hollywoodense desde otra parte del mundo, celebrando 45 años de haberse estrenado con el lanzamiento de Furiosa, la nueva cinta de la saga.

Inspirado al observar a pacientes en el hospital sufrir numerosos accidentes de motocicleta y automóvil mientras trabajaba como médico de urgencias, George Miller creó esta historia que cuenta la vida de Max, un policía al que una pandilla de motorizados le asesina a su familia y desde ese momento vive para vengarse.