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En los últimos años, la conversación sobre salud mental es cada vez más amplia. Desde una perspectiva psicológica, la tendencia a quejarse puede estar relacionada con la falta de habilidades de afrontamiento adecuadas y una baja resiliencia ante las adversidades, llegando a identificar a las personas que se enfocan en lo negativo como quienes tienden a experimentar un aumento en el estrés y la frustración, lo que puede llevar a una disminución de la autoestima y un sentimiento de impotencia.

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A largo plazo, este patrón puede afectar no solo la salud mental, sino también la salud física, ya que el estrés crónico está relacionado con una serie de problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares y trastornos del sueño. Además, aunque en ocasiones expresar una queja puede servir como un mecanismo de liberación emocional, cuando se convierte en un hábito persistente, sus efectos pueden llegar a ser perjudiciales.

Al respecto, Julián Andrés Gutiérrez, representante del campo de desarrollo humano y ciclo de vida del colegio colombiano de psicólogos, habló para RCN Radio explicando en qué se basa el desgaste emocional y físico que genera quejarse por todo lo cual, hoy en día, expertos han empezado consideralo como un fenómeno cotidiano.

“No hay salud sin salud mental. Podemos observar lo que es en el contexto laboral, familiar o social y es la persona o las personas que a través de su desgaste emocional y fisiológico negativizan sus acciones o su rutina como un mecanismo de afrontamiento a través del cual buscan validación o liberar tensión y buscan que a través de la queja se apruebe su percepción u opinión. Termina volviéndose un cliché que se vuelve crónico y finalmente empeora debido a la posibilidad de expresar la queja en otros ambientes como las redes sociales o las personas en su ámbito familiar, laboral, etc los cuales hacen que sólo a través de la queja se pueda llamar la atención”, explica.

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“Precisamente algunos estudios refieren que puede generar cambios estructurales en el cerebro con respecto a la capacidad de resolver o solucionar problemas en la función cognitiva es decir las personas que se qu3ejan pueden disminuir su capacidad en la toma de decisiones lo cual genera frustración y por ende más queja”, agregó el experto.

Gutiérrez también puntualizó en los efectos que tiene la queja con respecto a temas como la toma de decisiones y la objetividad. “La queja cotidiana se relaciona inicialmente con la sintomatología ansiosodepresiva y obviamente con pensamientos intrusivos, cansancio, fatiga mental, baja autoestima y tiene que ver con algo que se denomina sesgo de negatividad esa abstracción selectiva también (…) Nos familiarizamos con unas dinámicas y perdemos la capacidad de ser críticos u objetivos de todo el entorno y de toda la situación que se genera”.