Comunes en las recetas de la cocina colombiana y además agradables al gusto, las patas de pollo son un alimento fundamental si se busca una dieta llena de beneficios para la salud. Ya sea en caldo o en cualquier otra presentación, según el portal Health Line, una porción de 70 gramos de patas de pollo contiene nutrientes esenciales como colágeno, calcio, fósforo, vitamina A y folato (vitamina B9).
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Uno de los componentes más destacados de las patas de pollo es el colágeno, que representa aproximadamente el 70% de su contenido. Este nutriente es fundamental para la salud de la piel, ya que su consumo promueve la elasticidad y firmeza de la dermis, reduce la aparición de arrugas y mejora la cicatrización. Los expertos aseguran que las patas de pollo contienen cuatro veces más colágeno que la gelatina, lo que convierte a este alimento en una opción excepcional para quienes buscan cuidar su piel. Se recomienda retirar la piel antes de cocinarlas, ya que es en esta parte donde se acumula la mayor cantidad de grasa.
Además de sus beneficios estéticos, las patas de pollo también son aliadas para la digestión. El caldo que se obtiene de su cocción contiene una “gelatina” que actúa como un caloide hidrolífico, facilitando el tránsito intestinal y ayudando a retener los jugos digestivos para un funcionamiento óptimo del intestino.
Este nutritivo alimento es rico en minerales como calcio, magnesio, azufre, silicio y fósforo, lo que favorece la salud ósea. El consumo regular de patas de pollo puede contribuir a prevenir enfermedades como la artritis y aliviar el dolor en las articulaciones.
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Así que, si aún no ha probado las patas de pollo, ¡anímese! Este ingrediente no solo enriquecerá sus platos, sino que también aportará múltiples beneficios a su salud.