El llanto y la tristeza no han cesado entre familiares y feligresía de Sincé desde que se supo del asesinato del sacerdote Fernando Meza Luna, uno de sus hijos más queridos y apreciados de este municipio sucreño.
Por eso el de ayer no fue un festivo especial para ninguno de los sinceanos porque en lugar de estar descansando en casa, salieron a las calles a recibir los restos mortales del padre ‘Mene’ como le decían cariñosamente. La Alcaldía, mediante decreto 031 decretó tres días de duelo.
Meza fue asesinado el sábado en Sincelejo por hombres armados que le robaron un maletín en la que acostumbraba a llevar la Biblia y hojas sobre lectura de la palabra.
El cortejo fúnebre lo recibieron a la entrada de Sincé agitando banderines y pañuelos blancos.
Las angostas calles fueron insuficientes para albergar a nativos y foráneos que llevados por el aprecio que le tenían al sacerdote llegaron hasta su residencia en el barrio El Trébol donde está siendo velado.
Amigos y familiares en la velación. El ataúd fue cubierto con la bandera de Sincé.
La historia se repite
Los sacerdotes Gabriel Palencia Gil y Mario Sotomayor lo recibieron en compañía de los grupos católicos de las iglesias que llegaron de varias partes de Sucre y que recorrieron por más de una hora con el cadáver sobre sus hombros como si se tratara de una procesión.
El dolor y la impotencia son evidentes en los rostros de los sucreños y más entre los sinceanos que 28 años después vuelven a afrontar un hecho similar al ocurrido el 25 de mayo de 1987 cuando hombres armados asesinaron al sacerdote Bernardo López Arroyabe frente a la Casa Cural en Sincé.
En medio de la tristeza y el llanto por el homicidio ayer se escucharon anécdotas del sacerdote sobre su vida religiosa y familiar. Uno de ellos es el sacerdote Édgar Salcedo Manjarrés, párroco de Tolú, quien lo describe como un hombre de fe, carismático, leal muy responsable y organizado en su trabajo pastoral.
'La iglesia católica siente un profundo dolor por esta partida. Hay un llamado a trabajar por la paz y la violencia en general. La sangre derramada en tierras sucreñas por el padre Fernando debe dar frutos de paz y justicia por eso en esta Semana Santa debemos asimilar el misterio de la pasión y muerte del señor ya que Fernando ha resucitado en nuestros corazones donde vivirá para siempre' dijo.
Globos blancos fueron soltados a la salida de Sincelejo.
'Era un líder'
En su vida de niño y de infancia el padre Fernando, como todo ser humano, tuvo sus anécdotas y de ellas da fe su vecina Carmelina Amell de Herrera, quien advierte que desde siempre se mostró como un líder.
'El padre Mene cuando niño era muy necio, bastante inquieto pero muy obediente con sus padres y respetuoso con sus vecinos', anotó.
Eugenio Manuel Jiménez Meza, su sobrino, contó que en Sincé lo conocían como el Padre Mene porque cuando lo iban a bautizar era con el nombre de Menegildo, pero cuando el sacerdote preguntó nuevamente su mamá, Teresa, ya fallecida, lo cambió y dijo que era Fernando Gabriel.
'El otro nombre le parecía muy feo para su hijo', dijo el familiar que en nombre de todos pidió justicia a las autoridades.
Luis Ovidio Martínez, Óscar Escobar y Róger Hernández, compañeros de estudio, lo recuerdan como un gran amigo, emprendedor, líder y buen deportista, tanto que fue cinturón amarillo en taekwondo.
El sepelio se cumple hoy a las 9 a.m. en el cementerio de Sincé.