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El economista Édgar Martínez Romero, elegido por segunda vez gobernador de Sucre, está dedicado a una 'profunda asepsia' para que Sucre 'quede libre de corrupción', su lema de campaña en las elecciones del 25 de octubre de 2015 con el que logró 21.625 votos de diferencia frente a la exdiputada Milene Jarava, esposa del cuestionado excongresista Yahir Acuña.

Horas después de ser elegido dijo, refiriéndose a su antecesor, que 'el gobierno más corrupto que ha tenido el Departamento es el de Julio Guerra Tulena'.

Hoy, con tres meses al frente del primer cargo departamental, Martínez Romero (Cambio Radical), quien fue presidente de la Cámara de Comercio y del Comité Intergremial de Sucre en tres periodos, afirma que a su llegada lo que escuchó en los pasillos de la Gobernación fue 'indignante'.

'Encontramos una fuerte corrupción que nadie se atreve a denunciar ante ningún ente de control por el miedo a esa mafia que, por ejemplo, cobraba en la Secretaría de Educación entre 15 y 20 millones de pesos para trasladar a docentes desde La Mojana a Sincelejo o incluir a aspirantes en la lista de elegidos', sostiene.

EJEMPLOS DE ANOMALÍAS

Una de las primeras medidas del mandatario fue firmar una circular interna para que los ordenadores del gasto no retengan una cuenta durante más de 48 horas. 'Para evitar el cobro de los peajes para sacar las cuentas', explica.

Cuenta que esa era otra modalidad de corrupción: retener las cuentas para que los titulares se apresuraran a venderlas. 'Si era, por ejemplo, de 20 millones, lo arreglaban con 10 y se embolsillaban al resto', asegura el escritor y periodista Cristo García Tapia, asesor del despacho del gobernante.

En materia de salud una de las primeras medidas de Martínez fue girar $1.160 millones para el Hospital Universitario de Sincelejo por concepto de estampilla. Y para los especialistas $1.900 millones por concepto de salarios. Al gremio le adeudaban 14 meses de sueldos.

TRANSPARENCIA

En entrevista concedida a EL HERALDO, el Gobernador reitera que los 205.265 ciudadanos que lo eligieron, contra los 183.640 de Milene Jarava (Opción Ciudadana), confían en que 'manejará a Sucre con la misma transparencia con que lo hizo en su primer período (1992-1995)'.

Dice que sabe que si logra extirpar la corrupción, para lo cual ha empezado a nombrar a funcionarios de su confianza, 'habrá mejor atención en salud, calidad educativa y vías óptimas hacia las zonas rurales'.

Hoy, señala, producto de los malos manejos administrativos y la falta de planeación y liderazgo Sucre registra un índice de pobreza del 55%.

En reciente reunión con el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria, el mandatario y los 26 alcaldes sucreños establecieron metas y compromisos para sacar al Departamento de esa desigualdad, otro de los compromisos de Martínez.

Para el presente cuatrienio Sucre tiene presupuestado $600 mil millones de las regalías, inversión que debe decidir el Órganos Colegiados de Administración y Decisión - OCAD.

En ese empeño de mejorar pretende impulsar proyectos público-privados como la zona franca, el tren de cercanías y la autopista Sincelejo-Coveñas. Otro objetivo es trabajar en el desarrollo integral del Golfo de Morrosquillo, la ampliación del aeropuerto de Tolú, como se está haciendo con el de Corozal para recibir aeronaves de mayor capacidad de pasajeros. Martínez heredó una administración en Ley 550, proceso que seguirá hasta que se estabilicen las finanzas, y arrastra deudas superiores a $41 mil millones.

AGUA PARA LA VIDA

'Sin agua no puede haber paz', es la frase que empieza a acuñar el mandatario sucreño para liderar una alianza con los municipios del Sur de Bolívar y con Chinú y Sahagún, en Córdoba, todos cercanos a Sucre, que sufren la peor tragedia por la falta de agua. 'Vamos a reunirnos para tomar la decisión de decirle al Gobierno Nacional que ya está bueno, que no nos pueden dar más limosnas en cuanto a esta problemática', anuncia.

En alianza con los gobernadores de Bolívar y Córdoba busca comprometer a la dirigencia política de la Región Caribe para presentar un Conpes Especial que impulse la agroindustria en esos departamentos, que tienden a desaparecer porque no tienen producción agrícola.

Explica que el agua que consumen en la zona es subterránea. 'Antes se perforaba a 200 metros, pero hoy llegamos a 1.200 metros. Los expertos dicen que a esa profundidad viene con minerales pesados, casi a como se explora el petróleo. En el agua han encontrado partículas de gas. Este es un llamado urgente porque el agua que consumimos está contaminada y a 20 años será más peligroso con la posibilidad de que no la encontremos y no tenemos plan B', manifiesta Martínez.

Una opción adicional es aplicar el modelo de países como Perú o Israel: traer el agua del río Magdalena, a una distancia recta de 70 kilómetros, para abastecer a una población de 700.000 habitantes.

'Si Israel lo hizo a 150 kilómetros, ¿por qué no nosotros a 70?', pregunta al explicar que esta propuesta fue impulsada hace varias décadas.

Recuerda que del acueducto regional comenzó a hablarse desde mitad del siglo pasado. En 1952, el abogado sincelejano Adolfo Gómez Támara inició ante la Organización de Estados Americanos y ante su primer secretario Alberto Lleras Camargo, la gestión por dar a las sabanas del viejo Bolívar un proyecto de esta naturaleza.

Esta, opina, es una 'necesidad urgente a superar' para salvar el campo costeño, teniendo en cuenta que, por ejemplo, la producción de una hectárea de yuca es hoy de 18 toneladas, mientras que en los Llanos y Quindío es de 40 toneladas porque en esas regiones tienen sistemas de riego.

MAL EL AGRO, BIEN EL TURISMO

Esa falta de agua no ha permitido que se desarrolle el agro costeño, insiste el gobernante, situación que se refleja en el Producto Interno Bruto de Sucre que hace diez años era del 33% y hoy escasamente llega al 13%.

'Encima de que no hay agua, tampoco tenemos asistencia técnica agrícola lo que desestimula a los productores', enfatiza.

Sostiene que otro de los sectores a los que hay que apuntarle es al turismo, que ha crecido un 8% con las rutas al Golfo de Morrosquillo, Colosó y San Benito Abad, que espera impulsar, al igual que a otros municipios como Sincé y Sucre, donde el fallecido Nobel de Literatura Gabriel García Márquez vivió parte de su niñez.

El 9 de abril de 1994, guerrilleros de la Corriente de Renovación Socialista firmaron la paz con el Gobierno.

LA FLOR DEL MONTE, UNA EXPERIENCIA PARA NO REPETIR

Como gobernador de Sucre en su primera administración, a Édgar Martínez le correspondió ser testigo de primera mano del acuerdo de paz que firmaron 650 guerrilleros de la Corriente de Renovación Socialista, CRS, una disidencia del ELN, y el gobierno del presidente César Gaviria, el 9 de abril de 1994. La dejación de las armas fue en el corregimiento Flor del Monte, del municipio de Ovejas, donde se concentraron los insurgentes.

Hoy el mandatario opina que a la postre esa experiencia 'resultó amarga' para Sucre porque los guerrilleros empezaron a secuestrar y a extorsionar y se internaban en el corregimiento, a donde no podían ingresar las Fuerzas Armadas.

La otra desmovilización fue el 26 de enero de 1991, en el corregimiento ovejero Don Gabriel, donde se reinsertaron a la vida civil los hombres del Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT. 'La administración de Édgar Martínez Romero va de la mano con el Gobierno Nacional para andar los caminos de la paz, pero hay que tener en cuenta que Sucre ha sido doblemente flagelada: primero por la guerrilla y luego por los paramilitares', señala.

Sobre las nuevas zonas de concentración para el postconflicto, una vez se pacte la paz con la guerrilla de las Farc en Cuba, dice que en la época de la CRS y PRT les dijo a las autoridades que no estaba de acuerdo con que se concentraran en Flor del Monte y Don Gabriel.

'Se sabía que no íbamos a poder tener el control de una zona tan complicada como los Montes de María. En esa época dijimos que no nos parecía, pero fuimos consecuentes con el Gobierno Nacional, apoyamos la decisión, que no fue la mejor. Si nos la vuelven a proponer habría que buscar la concertación con las Fuerzas Militares, la Policía y la ciudadanía', dice.

Opina que el Gobierno debe tener en cuenta estos antecedentes y atender las Necesidades Básicas Insatisfechas que tiene Sucre, el sur de Bolívar y parte de Córdoba a donde tiene que llegar una gran inversión social. Con base en lo anterior, Martínez priorizó a Ovejas, San Onofre y Sincelejo. Esta última porque ha recibido 160.000 desplazados. En su concepto, esa cifra rebasó las proyecciones en materia de servicios públicos, agua, energía y atención en salud. 'No estábamos preparados para eso. Y ahora que tenemos grandes esperanzas en el postconflicto, no solo para los desplazados sino para los sucreños, a los que no los hemos podido atender por la descompensación que existe con respecto a otros departamentos, el Gobierno Nacional debe emprender una política de atención integrar para el resarcimiento de las víctimas'.

'Hay que empezar a disminuir la pobreza, los embarazos a temprana edad, la violencia intrafamiliar y todos los efectos de ese desplazamiento masivo que nos agobia. Es decir, que el postconflicto nos ayude a superar el subdesarrollo que tenemos', sostiene Édgar Martínez.