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Se les veía andar como cuando María y José caminaban por las calles de Belén en busca de albergue para que naciera el Mesías. A ella montada en un burrito y a él halándolo con el mismo empeño que lo podría hacer el padre adoptivo de Jesús.

Eran las 7:00 de la noche y llevaban una hora de vaivén por la carrera 9 entre calles 4 y 7, o conocida popularmente como ‘Calle de la Factedá’.

Gisell Pineda Arrieta e Ismael Padilla Meza no se encontraban cumpliendo con una promesa. Son dos de los 90 actores naturales que desde el 15 de noviembre les abrieron las puertas al pesebre más grande del Santuario Mariano de la Natividad de María.

Gabriel Enrique Acosta Hernández, con su vestuario de Medio Oriente, le da la bienvenida a los visitantes: 2.000 por día. Su acento cantado, propio de los sinceanos, es cambiado por el árabe; es el heraldo, anuncia todo lo encontrarán a lo largo de los 774 metros cuadrados que conforman el pesebre.

'En el recorrido encontrarán 63 escenas de la Biblia desde el anuncio del ángel hasta el nacimiento de Jesús, e igual número de casas que fueron decoradas como de la época de Jesús', explica Acosta.

Sandra Severiche es una de las residentes de la ‘Calle de Factedá’ y a diferencia de sus vecinos, no decoró su vivienda con papeles o cartón; su fachada amarilla fue cambiada por efectos que simulan paredes rocosas.

'Para mí, no hubo problema. Es un gran honor que mi casa forme parte de este proyecto y mucho más que el pasaje bíblico que me tocó, la visitación de María a su prima santa Isabel', anota Severiche.

Los visitantes iban y venían y el flash de los celulares parecían estrellas fugaces, haciendo aún más llamativo aquel lugar.

Liliana Blanco Marrugo es una de las gestoras de esta iniciativa. Cuenta que todo nació porque querían seguir fortaleciendo una costumbre de hace 11 años en el sector. Antes presentaban escenas bíblicas, pero solo por una noche.