Boca Cerrada, uno de los pueblos del departamento de Sucre situado en la parte norte, en los límites con Bolívar, pero muy próximo al Canal del Dique, salió del anonimato, en el que siempre lo habían mantenido, el pasado 11 de marzo.
Ese día, mientras los colombianos acudían a las urnas para elegir a los congresistas de la nueva Colombia en paz, en Boca Cerrada sus habitantes no permitieron abrir la urna para cumplir la cita con la democracia.
Aseguran que son tan olvidados que ni siquiera en época electoral los candidatos los visitaron, por lo que ellos no conocieron las propuestas de ninguno de los parlamentarios, y menos los sucreños, y por esa razón no permitieron que la urna fuera desembarcada.
Los jurados de votación, por orden de un comité electoral extraordinario que se realizó en Sincelejo, llevaron esa urna hasta Labarcé, el pueblo más cercano, pero al que se llega por vía marítima, como también se llega a Boca Cerrada.
Los únicos votos fueron los de los dos jurados de mesa y el del delegado de la Registraduría en ese corregimiento que está a dos horas de la cabecera de San Onofre. A Labarcé no llegó nadie de este corregimiento a votar.
Es la primera vez en la historia del departamento de Sucre que una comunidad se niega, 'por olvido del Estado ', a participar en un proceso electoral, pues las anteriores experiencias las protagonizaron los grupos armados al margen de la ley.
Con la no comparecencia a la urna en Boca Cerrada unas 300 personas aptas para sufragar se privaron de hacerlo, pero seguros estaban entre 116 y 175 sufragios, pues ese ha sido el comportamiento que desde el 2010 ha habido en la población a la hora de votar.