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Los maestros del departamento de Sucre representados a través de los subdirectores de la Asociación de Educadores de Sucre (Ades) en los 26 municipios, protagonizaron ayer un mitin en las afueras de una entidad que les presta los servicios de salud en Sincelejo.

Allí, parados en medio de un fuerte sol y bloqueando el paso en la Calle Nariño por espacio de una hora, reclamaron a través de consignas la prestación oportuna, con calidad y eficiencia de los servicios médicos, los cuales a su juicio han desmejorado en el último año.

Un alto porcentaje de los más de 8 mil maestros de Sucre y sus núcleos familiares han tenido que optar por la realización de tratamientos médicos de forma particular para poner a salvo sus vidas dado que el ente que les presta los servicios en Sincelejo, y que ni siquiera tiene identificación, es decir, que ellos no saben cómo se llama, no les otorga citas en un tiempo prudente.

'Reclamamos  servicios de salud porque no los estamos recibiendo. Hay por lo menos mil casos en los que se juega con la vida de los compañeros, por ejemplo en la Institución Educativa Madrea Amalia, donde yo laboro, a una compañera que tiene cáncer de garganta y 25 años de trabajo en el magisterio no le dieron la cita porque no había agenda y tuvo que irse a operar en Medellín con recursos propios. Estamos solicitando servicios médicos porque hemos retrocedido en 50 años en la prestación de estos', anotó José Luis Carrasquilla Gil, de la subdirectiva de Ades en Sincelejo.

Y en este retroceso le concede razón el docente Gabriel Villegas, quien advierte que antes de la regionalización de los contratos de salud estos eran de carácter departamental y les iba mejor, pero desde el 2005 las cosas empeoraron.

'Había una unión temporal del Norte de la que en Sucre hacía parte la Clínica Las Peñitas que nos presta servicios sin calidad y ahora desde el 2017 en esa unión temporal estamos con Córdoba y Bolívar y los servicios en Sucre los subcontrataron otra vez con Clínica Las Peñitas y ahora estamos peor', dijo Villegas.

Lo peor de estos casos, dice el subdirector de Ades, el docente y abogado Óscar Bolaños, es que quienes pagan por su cuenta los tratamientos médicos no tienen, hasta el momento, cómo demostrarle a la entidad de salud que no actuaron a tiempo en la atención y por eso no les reembolsan esos recursos.

Agrega que las cirugías y las citas con especialistas represadas se cuentan por miles y esta es una situación no solo en Sucre sino con todos los maestros del país que con los nuevos contratos a través de uniones temporales quedaron por fuera de un comité veedor, de allí que contratan con las clínicas que no cuentan con la infraestructura necesaria ni la capacidad operativa para atender a una población numerosa.

'La Fiduciaria no le está haciendo la vigilancia a los contratos de prestación de los servicios de salud en Colombia. Le hacemos un llamado al Gobierno para que se pronuncie porque no estamos recibiendo un servicio digno, oportuno y de calidad', anotó Bolaños, al tiempo que anunció que de no haber una solución pronta en este aspecto van a convocar a un cese de actividades.

Wilmer García Barreto y Adolfo Romero Paternina, miembros de las subdirectivas de Ades en Ovejas y Toluviejo, aseguran que en los municipios la situación es más grave porque los servicios se los prestan las IPS y no son de calidad.

García Barreto asegura que no confía ni en los exámenes de laboratorio ni en las medicinas que les entregan, que dicho sea de paso, no llegan a tiempo.