La vida del alcalde electo de Tolú se convirtió en los últimos tres meses en la revelación del departamento de Sucre. No solo porque es la primera vez que aspiraba, sino porque se trata de un sacerdote que dejó la sotana tras 27 años de ministerio.
Y en medio de todas estas sorpresas, una más, aunque él no la catalogue así: tiene tres hijos y compañera sentimental con la que desea casarse.
Sin tapujos, revela que Katherine Urzola Romero, la madre de sus tres hijos, será la gestora social del municipio.
Esta historia poco común empezó a escribirse a finales de julio, cuando Chadid Anachury se destapó en campaña política. Dejó la tranquilidad del templo para ir a los barrios y corregimientos más apartados del puerto turístico –donde ejercía su ministerio en la parroquia de La Ascensión del Señor–, no a evangelizar a sus devotos, sino a buscar votos.
'Ni el primero ni el último'. Chadid, quien tuvo el aval del Centro Democrático, logró la Alcaldía de Tolú tras obtener 5.575 votos (32,13%) sobre su inmediato seguidor, David Toscano Monterrosa, quien obtuvo 4.940 sufragios (28,47%).
Para postularse, pidió una dispensa (permiso) a la Diócesis de Sincelejo y en junio, inscribió su candidatura.
El padre José, como también lo llaman, había estado tocado por la política en otras poblaciones, como San Pedro y San Benito, donde fue párroco, pero en Tolú, el pueblo cercano a su natal San Onofre, se atrevió no solo a esto sino a hacer público que había traicionado a la Iglesia, 'no a Dios', y así lo reconoció ayer a este medio en la entrevista.
'Los hijos son la herencia que da el Señor. Yo di unos votos de ser fiel, pero le fallé a la Iglesia y no a Dios. No seré el primero ni el último en tener una pareja. A mis hijos nunca los he negado, todos están registrados, tampoco los he escondido y mucha gente lo sabe; lo que ocurre es que uno no puede salir a gritar que es sacerdote y tiene uno, dos o tres hijos. Tampoco creo que sea el pecado más grande porque en las demás congregaciones religiosas los líderes espirituales son casados; incluso en el Medio Oriente hay sacerdotes casados. Esto debería replantearse porque me considero un buen sacerdote, no pueden decir que soy malo por tener hijos', señala.