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En las aguas de la bahía de Cispatá fue liberado Santiago, un manatí (Trichechus manatus), de 9 años que estuvo intervenido durante 12 meses por especialistas, luego de haber sido hallado deshidratado y desorientado en un varamiento por causa de los cambios en las corrientes que se producen a raíz del cambio climático. Su liberación se dio el 19 de noviembre.

El hallazgo fue reportado en las playas de Tolú, en Sucre, y tras un año de trabajo fue liberado en la bahía de San Antero, donde Santiago tiene derecho a estar, nadar y reproducirse sin temor a ser cazado mientras disfruta de las 27.171 hectáreas de zona protegida que conforman el ‘Distrito de Manejo Integrado de la Bahía de San Antero’.

Santiago tiene una cola aplanada como una espátula, vellos que decoran su gruesa y rugosa piel, con oídos, pero sin orejas, con un lomo encorvado y su abultado vientre que le recubre el costillar y el cuello. Características que lo muestran como un ejemplar saludable y rozagante; un buen partido con una extensa propiedad para compartir.

Con 170 kilos de peso, y 2 metros y 33 centímetros de alto, Santiago es el ejemplar predilecto para ganarse el corazón de las hembras manatí que migren hacia las aguas cálidas del municipio de San Antero, en la zona costanera del departamento.

Contrario a lo que refleja su apariencia, esta es una especie tranquila y en caso de peligro prefiere huir. En el caso de las hembras, se caracterizan por ser más grandes y tener las glándulas mamarias muy cerca de las axilas.

Pero no solo es romance, pues todo derecho trae consigo un deber, y la misión de este enorme mamífero herbívoro es limpiar las aguas de la bahía, tan tranquilas como el carácter del nuevo habitante.

Un manatí consume diariamente el 10 por ciento de su propio peso en comida. En el caso de Santiago se espera que al día pueda comer aproximadamente 23 kilos de algas y otras especies de plantas que crecen en la bahía, por eso a los manatíes se les conoce como ‘vacas marinas’ o ‘vacas acuáticas’.

Si bien un manatí requiere de grandes cantidades de alimento para obtener los nutrientes necesarios para vivir, no todo se queda en sus enormes cuerpos. Los especialistas aseguran que sus heces sirven para alimentar a los peces, debido a los nutrientes que estas contienen.

Además, el movimiento de su cola aplanada, como una enorme espátula, se encarga de remover el sedimento en el fondo del estuario, un trabajo perfecto para la vocación de vida de ‘Santiago’.