De cara a la situación que vive el mundo entero por la pandemia del coronavirus y de la que no ha escapado la Iglesia Católica, pues ya han fallecido sacerdotes y monjas, decidieron realizar la celebración de la Semana Santa de manera virtual, sin feligreses y a puerta cerrada.
El anuncio lo hizo el obispo de la Diócesis de Sincelejo, monseñor José Clavijo Méndez, quien dispuso que las celebraciones eucarísticas de Domingo de Ramos y Jueves Santo y la celebración de la pasión del Señor del Viernes Santo, la Vigilia Pascual y la misa del Domingo de Resurrección, en la Catedral y en las parroquias de la Diócesis se realizarán a puerta cerrada.
'No conviene invitar a nadie de fuera a participar, así se trate de un pequeño grupo', dijo el Obispo, quien presidirá en la Catedral las celebraciones de Domingo de Ramos a las 10:00 a. m.; Jueves y Viernes Santo, a las 4:00 p. m.; Vigilia pascual, a las 6:00 p. m., y misa de resurrección el Domingo de Pascua, a las 10:00 a. m.
Todas estas celebraciones serán transmitidas por Facebook desde la página de
Facebook de la Diócesis de Sincelejo: https://www.facebook.com/diocesisdesjo/
Acoge la Diócesis la iniciativa de colocar en un lugar visible el Domingo de Ramos un signo de una planta o una rama verde adornada con cinta roja o blanca para indicar que en esa casa viven cristianos que han acogido a Jesús en su hogar y están orando por todos, especialmente por los enfermos, por sus familias y por quienes los atienden. Se sugiere también que, el Domingo de Resurrección, los hogares católicos icen una bandera blanca, como signo de resurrección y de alegría porque la vida ha triunfado sobre la muerte.
El máximo representante de la Iglesia Católica en Sucre exhorta a los diáconos y, muy especialmente a los sacerdotes, a aprovechar la poca actividad externa y el tiempo disponible, para prepararse personalmente y preparar con mucha dedicación cada celebración litúrgica, la vayan o no a transmitir por internet.
'Se nos brinda una maravillosa y tal vez única oportunidad en la vida para hacer de la liturgia un auténtico culto de adoración, de intimidad con el Señor a quien amamos y por quien nos sentimos intensamente amados', puntualizó el Obispo.