Los moradores de los alrededores de la legendaria Plaza de Majagual, en Sincelejo, tuvieron en la mañana de este viernes el mejor de sus amaneceres en medio de la pandemia por la Covid-19. Y no era para menos, una banda de viento amenizaba la denominada alborada celestial de la versión 35 del Encuentro Nacional de Bandas que organiza el Club de Leones Sincelejo Sabanas.
20 de Enero y La Lorenza hicieron parte del repertorio con el que un grupo de bailarines también deleitó a los ciudadanos que desde las ventanas, balcones y terrazas de sus casas se deleitaron con el espectáculo musical que tuvo dos momentos.
El primer momento fue un homenaje al son de la música de banda para el abogado, historiador y periodista Inis Amador Paternina, quien presenta quebrantos de salud y quien es el homenajeado en esta edición del Encuentro que por primera vez se realiza de manera virtual.
El segundo momento fue la alborada celestial que le rindió homenaje al fallecido periodista, difusor y coleccionista de la Música del Encuentro, Juan Guevara Támara, y también a todos los músicos y artistas fallecidos por causa del virus que ocasionó la pandemia.
Aura Luz Guevara Díaz, hija de Juan Guevara y quien estuvo en la alborada al igual que los organizadores del Encuentro bajo la presidencia de Mónica Jiménez Serpa y del alcalde de Sincelejo, Andrés Gómez, y la gestora Rocío Martínez, agradeció el homenaje realizado a su padre y lo hizo a través de un discurso con el que destacó este certamen cultural.
'Con gran orgullo Juancho, como cariñosamente le decían a mi padre, creyó, sintió, vivió y sirvió con pasión a este proyecto cultural (hoy patrimonio folclórico, cultural e inmaterial de la nación).
Desde su programa folclórico-musical Es tiempo de porros es tiempo de fandangos, evidenció con estas palabras su amor por nuestra música de bandas de viento tradicional, decía: 'no esperemos los meses de enero y agosto de cada año para hablar sobre la defensa de nuestros porros y fandango, hagámoslo las 24 horas de todos los días del año, es nuestra obligación palpitante como sabaneros, como costeños, seguir abrigando, amparando, protegiendo sin dubitación alguna la más valiosa música, la más linda del mundo, nuestros porros y fandangos, que cantan al amor, a la paz, a la familia, a la convivencia, a la naturaleza, a la alegría, a la pasión, al frenesí, al fervor, todos estos calificativos saltan en el pentagrama con piezas magistrales creados e interpretados por los fieles exponentes de nuestro folklor avivando nuestra identidad cultural.