El dolor por la trágica partida de María Estella Gómez Mullet, la corozalera asesinada en Estados Unidos, se incrementa en una fecha como la de este lunes en la que es su cumpleaños.
Este lunes celebraría sus 45 años de vida con actividades muy espontáneas, nada planeado, pero en ellas lo que no faltaba era el rezo del Santo Rosario a la Santísima Virgen María y a Dios para agradecerle por todo lo que le habían dado.
Solía comprar una torta y compartirla con sus familiares y amigos, dijo uno de sus hermanos, quien enfatizó en que ella a pesar de los problemas que pudo haber tenido en su vida nunca los reflejó, siempre estuvo entregada a Dios.
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Sus hermanas en la fe de los grupos Emaús de Sincelejo y Corozal que este sábado organizaron junto con los coordinadores de la Casa María Reina de la Paz una eucaristía para rogar por el eterno descanso de María Estella destacan y recuerdan de ella su buena participación en los retiros espirituales como servidora, caminante e integrante del coro.
María Eugenia Álviz, una de sus amigas, dice que Mary fue un ser lleno de luz y del amor de Dios y que transmitía mucha paz a quienes estaban a su alrededor.
'Alegre siempre independiente de los problemas que pudiera tener, siempre sirviéndole al Señor y con una devoción muy grande hacia la Santísima Virgen María. Mary ha dejado una huella en el corazón de todos los que la conocimos y sabemos que ya descansa en los brazos de nuestro Señor y esa es la tranquilidad que sentimos en medio de esta tragedia', anotó.
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A su turno Yasmín Barboza recordó a María Estella por su experiencia de un amor vivo de Dios en su vida, 'ella nos deja el legado del amor a través del servicio, pero un servicio que hizo con una alegría desbordante y que contagiaba a los demás. Siempre le quiso servir a Dios en todo momento y no sé cómo dividió su tiempo para estar en todos los servicios'.
Las compañeras, amigas y hermanas en la fe de Emaús, al igual que la familia de María Estella, su mamá, sus hermanos y uno de sus hijos, asistieron el sábado a la primera eucaristía pública por su eterno descanso. Se efectuó en la Casa María Reina de la Paz situada entre las poblaciones de Corozal y Morroa, un lugar en el que Mary visitó en todo momento para servirle a Dios.
En Corozal, su tierra natal, están a la espera de la repatriación de sus restos, los que fueron encontrados la noche del pasado 5 de marzo por personal del Departamento de Policía de Boyton Beach, Estados Unidos, enterrados en el patio trasero de la casa que Roberto Colon --el hombre de 67 años con el que se había casado-- habitaba en esa zona.
Ella, madre de dos hijos y bacterióloga de profesión, había desaparecido el 18 de febrero cuando salió de Hialeah, ciudad ubicada en el condado de Miami-Dade en el estado estadounidense de Florida para hacer la devolución de un vehículo y unos papeles a Colón. Desde entonces no hubo más noticias de ella hasta el viernes 5 de marzo cuando encontraron sus restos, los que sus familiares en Colombia esperan para darles cristiana sepultura.
Una amiga de Mary, de nombre Margarita, le dijo a los medios de comunicación y a las autoridades en Estados Unidos que ella habló telefónicamente ese 18 de febrero hasta cuando se encontró con Roberto, incluso alcanzó a escuchar a Mary pronunciando tres veces de seguido el nombre de su esposo, ese que ahora está arrestado por ser el principal sospechoso de su crimen y quien este 5 de abril tendrá una nueva cita ante la justicia de ese país