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La comunidad indígena de Bossa Navarro, en el municipio de Sampués, protestó este fin de semana por el abandono en que están sumidos sus 1.200 habitantes por parte de las administraciones locales.

Una de sus necesidades más apremiantes, las vías e infraestructura, se agravó aún más desde octubre pasado cuando colapsó el puente.

En ese momento, la alcaldesa Saira Vergara Pérez prometió un puente provisional que aún no se concreta.

También se dirigieron a la gerencia de Aguas de Sucre, constructor del tanque del acueducto que hace dos semanas se desplomó. Hasta este domingo no había respuesta para sus pobladores.

Albeiro Velásquez Falco, fiscal del cabildo indígena de Bossa Navarro, explica la obra, en la que invirtieron 2.900 millones de pesos, 'empezó mal y terminó mal porque la comenzaron el 5 de febrero de 2017 y la debían entregar el 5 de junio del mismo año y solo hasta ahora estábamos en una fase de prueba que dejó en evidencia que en esta zona no hay agua y aun así contrataron la explotación de unos pozos que no dan el agua suficiente para llenar ese tanque. Esa obra la desangraron', sentencia el líder indígena.

El diputado liberal y presidente de la Asamblea de Sucre, Jairo Daniel Barona, en la más reciente sesión de la duma, recordó lo que siempre había indicado que ese tanque estaba listo para el 2025.