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La puesta en marcha por parte de la UBPD del Plan Regional de Búsqueda de Morrosquillo de personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado en los departamentos de Sucre y Bolívar ha acrecentado las esperanzas en muchas familias que llevan hasta 25 años afrontando la ausencia de sus seres queridos.

De esto dan fe Roumalda Paternina Oviedo, María Arrieta Montes y Petrona Blanco Mendoza, quienes llevan años buscando, respectivamente, a su hijo, esposo y hermanos desaparecidos desde diversos sectores de la geografía sucreña.

Ellas conforman el universo de personas que en Colombia quiere saber sobre la suerte de 26 mil ciudadanos desaparecidos forzosamente.

Petrona Blanco completa este 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, 19 años buscando a sus hermanos Javier Blanco Mendoza y Jesús Alberto Mendoza Flórez, quienes desaparecieron en una de las tantas idas al municipio de San Onofre a trabajar en la venta y reparación de electrodomésticos.

En palabras de esta mujer de actitud positiva, con este proceso que ha iniciado la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, desde el 24 de junio y hasta el 7 de julio, van a aparecer muchas personas y entre esas sus hermanos.

'Estoy segura de que ahora sí van a aparecer mis hermanos que desaparecieron el 16 de julio de 2002', anota con seguridad esta mujer, que el 19 de noviembre de 2019, cuando visitó con una comisión de la JEP la finca El Palmar, epicentro de operaciones de las extintas AUC al mando de alias ‘Cadena’, protagonizó una de las escenas más conmovedoras de dolor al decir que en su corazón sintió un pálpito que le hace asegurar que en esa propiedad están enterrados sus hermanos.

'Allí es donde ellos están porque mi cuerpo lo sintió. Es algo que no quiero recordar, pero sentí que donde pisaba estaban mis hermanos y allí es donde los deben buscar', relata Petrona, quien fue una de las primeras en concurrir a la cita de la UBPD en Sincelejo para acompañar a su hermano Orlando a que le tomaran la muestra biológica que a ella se la hicieron en el 2010. Esta es una ampliación de esa búsqueda con otros integrantes del árbol genealógico de los desaparecidos y en la que las familias tienen ahora más esperanzas.

Javier Blanco Mendoza tenía 30 años cuando desapareció y Jesús Alberto, 20. Vivían con Petrona en su casa del barrio Camilo Torres, de Sincelejo.

'Tengo las esperanzas en que me van a llamar a decirme que mis hermanos aparecieron. Ahora sí hay esperanzas porque están la JEP y la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos en esto. Aquí la Fiscalía no ha hecho nada', puntualiza.


La líder que busca a su hijo

Como Petrona también está esperanzada en encontrar a su hijo Roumalda Paternina Oviedo, la presidenta de la Red de Mujeres Tejedoras de la Memoria, esas que por años y pese a las restricciones de la pandemia han continuado visibilizando este flagelo y el dolor que las embarga al no saber del paradero de sus seres queridos.

Para esta líder la misión de búsqueda de la UBPD es de mucha importancia porque denota que hay un cumplimiento de los compromisos que ordenó la JEP en una audiencia celebrada en Cartagena los días 20 y 21 de noviembre de 2019, donde, además, decretaron medidas de protección y salvaguarda especial para tres cementerios y dos fincas en San Onofre donde se presume hay cuerpos enterrados.

'Nosotros teníamos dudas de que las pruebas que nos tomó la Fiscalía no estaban dando resultados, y gracias a Dios se ha dado esto, con lo que tenemos muchas expectativas de que sí se nos va a dar el goce efectivo de nuestros derechos porque hemos visto el interés de la Unidad de Búsqueda y del Movice para que así sea', señala Paternina, al tiempo que cataloga esta jornada de trabajo como un paso más hacia la anhelada verdad.

Roumalda busca a su hijo Juan Carlos Escobar Paternina, desaparecido en Molongá, municipio de Tolú, el 20 de marzo de 2004, cuando tenía 24 años. En esta oportunidad la toma de la muestra fue para el padre del joven y para la niña que él dejó.

'Y no pierdo las esperanzas, estas son las últimas que se pierden y creo que el mismo dolor nos ha hecho crecer, sentir y darle el valor a todos los desaparecidos en Colombia, y sé que así sea una uña que recibamos de nuestros familiares nos damos por bien servidas', manifiesta Roumalda, con el mensaje de que Dios los fortalece para vencer cada situación.

Ella espera que la pandemia pueda ser controlada para que los plantones presenciales de las Tejedoras puedan regresar al Parque Santander los 5 de cada mes y seguir así visibilizando el flagelo de la desaparición forzada.


Una búsqueda que lleva más de 24 años

Otra que no desfallece en la búsqueda de su ser querido es María Arrieta Montes. A sus 57 años aún tiene fuerzas para encontrar al padre de sus 7 hijos, José Daniel Gracia Narváez, a quien hombres vestidos con prendas militares sacaron de su humilde casa en el corregimiento San Rafael, zona rural de Ovejas, en los Montes de María, la madrugada del 28 de febrero de 1997.

Carlos Gracia Arrieta, el hijo menor de María y José Daniel, y quien para la fecha de la desaparición de su padre tenía 5 años, es quien aportó la nueva muestra para la búsqueda.

'Quiero saber dónde está. Sea vivo o muerto. Si ya lo hubiese encontrado estuviera en paz, y si me lo hubieran matado allí mismo fuera mejor, pero no sabemos a dónde lo llevaron. Han sido 25 años muy duros, tuve que trabajar sola para sacar a mis siete hijos adelante, hasta desplazada estuve en Sincelejo tres años porque me dijeron que después venían por mí', cuenta.

Recuerda que le informaron que en tres días iban a regresarle a su esposo porque él iba, según ellos, a enseñarles unos caminos que este se conocía, pero esas 72 horas ya van por más de 24 años sin ningún resultado.

'Esta nueva toma de muestra es la esperanza que tenemos para ver si lo encontramos', dice María.

Ella Cecilia del Castillo, la directora para Sucre y Bolívar de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, confirma que esta primera toma de muestras biológicas a familiares de desaparecidos forma parte del primero de los cuatro planes que estarán en marcha para esta parte de Sucre.

Los otros son Montes de María, donde ya hay trabajo de exploración en campo, le sigue la zona de la Sabana y finalmente el Canal del Dique, en el que hay una parte que le corresponde al municipio de San Onofre.

Este último es el plan más ambicioso y de gran reto porque será la primera búsqueda en cuerpos de agua dado que muchos exintegrantes de grupos armados al margen de la ley han contado que los cadáveres los lanzaban a las aguas.

Para ello contarán además con la ayuda de las comunidades ribereñas, que también han dado cuenta de esa dolorosa práctica.

Precisamente para la zona ribereña del Canal del Dique acaba de ser admitida una medida cautelar proferida por la JEP y que abarca una parte de San Onofre.

La finalidad de estos planes, explica la funcionaria, es agrupar las solicitudes de búsqueda bajo unos criterios especiales, como coincidencia de actores armados, de las tipologías de desaparición y de los enfoques diferenciales, y, a partir de ellos, generar unas rutas que permitan desarrollar la búsqueda.

La información genética recolectada en esta primera jornada será contrastada con la que tienen otras entidades, para que el trabajo de identificación de cuerpos ya recuperados y otros por recuperar sea más efectiva y rápida porque eso es lo que reclaman las familias de los desaparecidos.