A Ana María Meza Ortega no le da pena decir que mide menos de un metro. Tampoco se amilana ante las burlas y los rechazos de la sociedad, por el contrario, se siente ‘gigante’ ante cualquiera que puede hacer las cosas sin dificultad y no las realiza. No le teme al rechazo por su estatura. Se agiganta con las críticas y le pone el pecho a cualquier obstáculo que, por lo genera, siempre supera.
Meza Ortega, una desplazada del corregimiento Flor del Monte, en Ovejas, se le mide a poner en práctica todo lo que por iniciativa propia ha aprendido en la vida con solo 90 centímetros de estatura.
Nunca fue a la escuela, pero sabe leer porque desde los 6 años lo hacía en su casa sin tener tutor. Poco escribe, en manuscrito claro está, porque en su celular sí lo realiza con frecuencia para promocionar en redes sociales las manualidades que elabora.
Esta mujer, de 41 años, sí que le ha sacado el jugo a los cursos que ofrece el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) en Sucre. Hizo uno de manualidades en foami, marroquinería y en la actualidad adelanta el de modistería.
Con este último busca perfeccionar lo que siempre ha hecho que es coser. Antes de tener la máquina que uno de sus 5 hermanos le regaló cosía a mano y dice que nunca se presentó un accidente en el que una prenda se abriera, y narra que se dio el lujo de coser vestidos para quinceañeras a mano.
Cuando tuvo la máquina, que manipula con un motor y no con pedal, tuvo el anhelo de realizar el curso y por eso al saber que en el Sena lo había y que varias de sus vecinas en el barrio Altos de la Sabana, en la zona norte de Sincelejo, lo iban a realizar, no dudó en animarse e inscribirse para seguir formándose.
Por su discapacidad, en la que no puede valerse por sí sola para el desplazamiento, el curso de formación, en el que llevan más de dos meses, se realiza en el aula múltiple del colegio del sector donde no hay tropiezos para su desplazamiento porque tiene rampas.