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Las declaraciones de los policías involucrados en el triple crimen ocurrido el pasado 25 de julio en Chochó (Sucre) tienen un común denominador: el coronel Benjamín Núñez, quien ese momento fungía como el tercero al mando en el departamento, disparó a sangre fría y a quemarropa a Carlos Ibáñez Mercado, José Carlos Arévalo y Jesús David Díaz Monterroza, quienes se desangraron y murieron en el platón de una camioneta de la institución.

El rompecabezas, a pesar de versiones contradictorias en algunos puntos, ha empezado a encajar con la captura de 10 de los once uniformados por los que la Fiscalía emitió órdenes para ser detenidos.

Hasta ahora, de manera oficial, se conoce la versión del patrullero Jesús Bolaños Castro, quien manejaba la camioneta donde ocurrió el asesinato, y la subteniente Camila Buriticá, que iba de copiloto.

Tras el asesinato del patrullero Diego Ruíz en una panadería en Sampués, a pocos minutos de Chochó, los radios de comunicación de la Policía colapsaron. La orden era clara: había que capturar sí o sí a los responsables del hecho, quienes harían parte del Clan del Golfo.

En ese momento, según lo plasmado en los informes que tiene en su poder la Fiscalía, Buriticá decidió trasladarse al sector del corregimiento de Segovia para atender la solicitud de unos uniformados que habían detenido a unos sospechosos.