Vivimos, de nuevo, un momento excepcional por su complejidad. El conflicto social de los pequeños mineros que reclaman al Gobierno nacional la formalización y el reconocimiento de su actividad ancestral ha servido como telón de fondo para que, como todo parecería indicar, la estructura criminal del Clan del Golfo se jacte, una vez más, del férreo dominio territorial y social que ejerce sobre esta vasta zona. Ni más ni menos.
De acuerdo con información preliminar, encapuchados amenazaron a soldados con bombas molotov.
También hay escasez del medicamentos e insumos quirúrgicos.
El Gobierno asegura que trata de una ruta que ayude a los pequeños y medianos mineros del territorio y atenúe los impactos ambientales.
El ente de control advirtió que según el reporte de las autoridades más de 300 automotores se encuentran represados en el Bajo Cauca antioqueño.