Se debatieron y aprobaron más de un centenar de impedimentos y otro tanto de proposiciones, pero no se discutieron los artículos propiamente dichos que componían el texto que salió de la comisión correspondiente tras su tercer debate. No, el oficialismo aprobó lo que salió de Senado y así hábilmente le hicieron el quite a las intenciones de la oposición de dilatar el debate y se saltaron todas las formas, incluso sacrificando todo lo que se había trabajado y conciliado y dejando con inconsistencias el proyecto de ley.
De por sí el tráfico por estas vías es ya bastante complejo porque se han quedado cortas para el crecimiento del parque automotor de la ciudad, y con el arranque de las obras para convertir estas vías de dos a tres carriles será una tarea que causará, seguramente, muchas molestias a los actores viales y al comercio de la zona, pero, no cabe duda, será una incomodidad más que necesaria.
Esto no es otra cosa que los cuatro pilares o ejes estratégicos con los que la Gobernación en cabeza de Eduardo Verano De la Rosa ha trazado la hoja de ruta para el cuatrienio hasta 2027, pero con una visión que vaya más allá y piense al ‘Atlántico para el mundo’ en un futuro a mediano y largo plazo, con acciones que desde ya transformen la realidad energética del Departamento.
Es frecuente encontrar en el ‘Metro’ visitantes, del extranjero y de otras ciudades del país, buscando la manera de ingresar. No existe ningún plan o recorrido turístico oficial para uno de los símbolos arquitectónicos de la ciudad. Si no es con un partido de Junior o de la selección Colombia no hay manera formal y transparente de conocer un lugar tan icónico de la ciudad.
¿Quién da la cara para asumir responsabilidades frente a este caos? O mejor aún, ¿quién sale en defensa de los intereses de los docentes que terminaron metidos por malas decisiones políticas en un laberinto del que ahora les cuesta salir? Por muchas explicaciones que se intenten ofrecer, si es que alguien lo hace, queda la sensación, por un lado, de ineptitud, y, por otro, de absoluta indefensión, debido a que, como también se anticipó, la Superintendencia de Salud no tiene facultad para intervenir la Fiduprevisora, aunque sí puede sancionar a quienes nieguen servicios.