Hezbolá, por su parte, dijo que su “absoluta prioridad es derrotar a Israel”, pero que “agradece cualquier esfuerzo diplomático para detener la agresión”.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos afirmó que se produjeron “violentas explosiones en Damasco” y que las defensas aéreas sirias se activaron para interceptar “objetivos en el cielo” de la capital siria.
El asesinato de los líderes de Hezbolá, así como el lanzamiento de al menos 200 misiles al territorio israelí marcan un punto de inflexión histórico en la rivalidad geopolítica entre Tel Aviv y Teherán.
Las fuerzas armadas añadieron que al menos 250 milicianos han muerto desde el inicio de la ofensiva terrestre -tanto por intercambios de fuego como bombardeos-, y que más de 2.000 objetivos militares han sido atacados.
El grupo islámico Hezbolá dice estar preparado para una confrontación terrestre en la frontera.