Este evento es mucho más que un concierto; es un símbolo de cómo la música une culturas, genera puentes y construye una identidad colectiva. Para la juventud, es una fuente de inspiración, un recordatorio de que los sueños, cuando se persiguen con pasión y determinación, pueden hacerse realidad. Es una invitación a no solo soñar, sino a vivir intensamente, con responsabilidad, cuidando lo que nos hace únicos, y celebrando nuestra herencia con orgullo.
Faltando un día para el concierto de la barranquillera, los turistas llegan al colegio en el que se educó ‘La Loba’.
Los turistas han hecho del domicilio un punto obligado de visita previo a los conciertos de la artista en la ciudad.
Georgi Oviedo, miembro de uno de los club de fans de la barranquillera, le madrugó a las filas para lograr el mejor puesto y ver de cerca a su ídolo.
La obra fue hecha por el nacido en Cartagena y criado en Soledad, Luifer Guarín, quien durante cuatro tardes plasmó a la artista en este icónico sector. El mural está inspirado en una fotografía tomada por el reportero gráfico Johnny Olivares de EL HERALDO.