Alves fue condenado, deberá seguir en la cárcel, no por mucho tiempo, cierto, pero no se libró de su responsabilidad por el delito sexual que cometió en una noche de fiesta, repleta de excesos en la que escudado en su fama, riqueza y poder se imaginó invulnerable. No lo era. Ni él ni muchos otros que embriagados, pero de una soberbia machista, desconocen el significado de la palabra: ¡NO! Que la paradigmática condena del futbolista marque un punto de inflexión para las víctimas que deben saber que no están solas, para la sociedad patriarcal que aún tolera las violencias machistas y para tantos agresores impunes, a quienes también les llegará su hora.
Una investigación de ‘El País’ recoge los tres testimonios en los que se detallan los sucesos protagonizados por el ganador de la Concha de Oro 2014.
La iniciativa es un foro de Estados, aliados multilaterales, víctimas y organizaciones de la sociedad civil que busca fortalecer el trabajo para prevenir y responder adecuadamente a este flagelo.
Se les atribuyen 97 víctimas (80 mujeres y 17 menores de edad). Ocho de estos agresores eran reincidentes.
La Procuraduría ha insistido en la necesidad imperiosa de abrir un macrocaso al respecto.