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Durante las últimas semanas, EL HERALDO probó el desempeño del Samsung S7 Edge, el equipo insignia del fabricante tecnológico en la categoría de smarphones.

Arranquemos por la pantalla: las 5,5 pulgadas que tiene, más el diseño curvo a los lados que da la sensación de una mayor amplitud en el ángulo, lo ponen arriba en el ranking para los grandes consumidores de contenidos en el celular. Además, la resolución de la pantalla permite tener una experiencia de alta calidad en contenidos multimedia (video y fotos) pues mejora el nivel de detalle en comparación con otros equipos premium del mercado.

La óptica del teléfono tampoco tiene nada que envidiarle a la competencia. Su sensor principal de 12 megapíxeles pasa las pruebas de calidad. La frontal de 5 MP, aunque no es la mejor en detalle, está en la media.

Sale bien parado también en procesamiento. La opción de multitarea (abrir dos apps en simultáneo en la pantalla) no es un cuento, en realidad funciona y lo hace sin trabarse. Además, el chip quad-core de 2.15GHz responde bien a un heavy user en tareas de consumo y generación de contenido.

Ahora bien, en lo que se refiere a la duración de la batería, uno de los grandes dolores de cabeza de los usuarios de smartphones en el mundo, los resultados no están en una sola vía. Por un lado, hay que destacar que el consumo de batería del equipo es muy equilibrado, se nota un trabajo de inteligencia tecnológica y eso permite un uso prolongado, además, tiene la ventaja de que cuando está consumiendo lo último de la carga y lanza la alerta, en realidad su descarga total no es inmediatamente, lo que da margen de maniobra al usuario; sin embargo, por otro lado, los tiempos de carga, resultaron un poco más largos en comparación con otros equipos y esto le baja puntos.

La resistencia al agua y al polvo, característica que han incluido varias empresas en sus equipos de mayor categoría, funciona.