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Mientras el Sol se ocultaba en el horizonte, el primer punto de luz que se destacó en el crepúsculo naranja fue el planeta Venus, más luminoso que de costumbre. Eran las seis de la tarde y en las playas de Caño Dulce, balneario de Tubará- Atlántico, la gente corría para armar carpas, instalar telescopios, probar lentes y aprovechar los últimos momentos de luz solar, en una preproducción destinada a capturar las mejores postales de un cielo estrellado.

A la jornada de observación –organizada por el Grupo de Astronomía Apolo, el pasado 29 de diciembre– asistieron más de 200 personas. Los cielos despejados de la temporada, y la terminación de un año donde la exploración del espacio fue protagonista, motivaron la actividad a la que se sumaron los colectivos de fotografía Igers Barranquilla y Lente Caribe, un club de motocicletas Vespa, estudiantes de la Universidad del Atlántico, familias, aficionados a la astronomía y otros curiosos.

En busca de cielos oscuros.