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En 1999, Kevin Ashton tuvo una visión. El gurú tecnológico avizoró que distintos elementos, desde electrodomésticos hasta semáforos en las calles, podrían conectarse a una misma red de internet para interactuar y funcionar mejor. Bautizó aquella visión como ‘Internet de las Cosas’. Dos décadas después, Ashton se atreve a vaticinar que la expectativa de vida de los seres humanos será de tres dígitos, gracias a dispositivos tecnológicos.

La tesis del experto británico tiene que ver con la evolución de las tecnologías werable (vestible) se traslade al sector salud. Ashton plantea que en poco tiempo los teléfonos o relojes inteligentes pueden calcular las pulsaciones de una persona y alertar de forma temprana sobre problemas de tensión, diabetes o pulmonares de una persona. Aunque estos avances parezcan sacados del libreto de una serie de ficción, para este visionario tecnológico son una realidad que ya podemos percibir.

En sus presentaciones internacionales, Kevin Ashton insististe en que, 'somos seres físicos y así es nuestro ambiente. Nuestra economía, sociedad y supervivencia no están basadas en ideas o en información, están basadas en cosas. No puedes comer bits, quemarlos para mantenerte caliente'.

Ashton, además, resalta la importancia del análisis de la información que pueden recoger los objetos conectados a la red, 'las ideas y la información son importantes, pero las cosas importan mucho más. Aun así, las tecnologías de la información y la comunicación son tan dependientes de los datos originados por las personas que nuestros computadores son más dependientes de las ideas que de las cosas'.

Kevin Ashton fue uno de los conferencistas destacados en la tercera edición del TigoUne Fórum, evento que contó con la participación de 750 ejecutivos de grandes y medianas empresas del sector privado y de gobierno. En este evento académico, los asistentes conocieron de primera mano experiencias exitosas para adaptar poderosas herramientas como el Internet de las Cosas a sus industrias.

La visión de Kevin Ashton aunque interesante, puede ser debatible. La apropiación de tecnologías emergentes, como el IoT, puede concebirse en sociedades y Gobiernos de avanzada, en la que las legislaciones vayan a la par de las innovaciones. Pero, en la región Latinoamérica, y particularmente en Colombia este no es el caso.

Actualmente, el Gobierno se está viendo a gatas para regular plataformas de movilidad como Uber o plataformas de entretenimiento como Netflix, ¿qué pasaría si un conglomerado tecnológico trata de meterse en el complejo mercado de la salud? Es cierto que la salud tecnológica, como la planteó el conferencista en el TigoUne Fórum, puede beneficiar a mucha más gente que el régimen que conocemos actualmente, sin embargo, habría que cambiar por completo tanto el modelo como la prestación del servicio, algo que no se ve muy posible, al menos en el corto plazo.